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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

Casas sin baño progresistas

La nueva burbuja inmobiliaria de Mallorca huele mal. Un Govern presuntamente de izquierdas acaba de aprobar una apestosa moratoria para construir urbanizaciones enteras sin alcantarillado, igual que antes del imperio romano. Esta hedionda ley peca de la timidez habitual en las iniciativas progresistas. La perpetuación del pozo negro a cargo de partidos ecologistas debe ir acompañada de la licencia para construir casas sin cuarto de baño. Ducharse es reaccionario, y el tramo final del metabolismo puede cumplimentarse en un retrete colocado en plena calle, aprendan de la ejemplar ocupación de la vía pública por las terrazas de los bares. Mejor todavía, se pueden arrojar directamente los orinales a rebosar desde las ventanas y sobre las susodichas terrazas.

Construir sin alcantarillado define al ecoprogresismo. El Govern no otorga una moratoria a las viviendas desconectadas de la red, una medida que ya sería maloliente y contradictoria con la filosofía del Pacto. El ejecutivo proyecta los detritos hacia el futuro, a cambio de un "compromiso" fabulatorio de ayuntamientos incapaces de perseguir ni una infracción urbanística. La destrucción debe continuar, sin que se interponga la maldita higiene.

A izquierdas y derechas, hay que mantener la ficción de que el millón de habitantes y los quince millones de visitantes no dejan residuos. Un turista borracho no distingue si está orinando contra los muros de la Catedral o en un recipiente de porcelana, así que no deberíamos molestarnos en avalar un urbanismo racional. Lo progresista es emponzoñar el territorio con residuos humanos. Si los perros sobreprotegidos abandonan sus desechos por las calles, qué criterio obliga a ser más exigente con sus dueños. Los ecologistas del Govern se refugiarán en la escasez de vivienda, pero los intermediarios inmobiliarios honrados -los dos- reconocen que no se construye para habitar, sino para invertir. Los votantes del Pacto pueden preguntarse qué parte de "ni un ladrillo más" no han entendido sus representantes, mientras los politólogos debaten si Podemos se reserva para ganar batallas después de muerto.

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