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Ramón Aguiló

Escrito sin red

Ramón Aguiló

Ortografía judicial

Creo que ya es un lugar común expresar la frustración por la incapacidad de las fuerzas políticas para formar gobierno. Pero lo que en realidad nos están diciendo es que si tan difícil es articular un programa de gobierno que pueda ser impulsado por dos o tres partidos, mucho más difícil es aún acometer un período constituyente o de reformas constitucionales, llámenle como quieran, en el que se fije por un amplio acuerdo político una remozada arquitectura constitucional que supere las insuficiencias y las deficiencias que han quedado evidenciadas en las situaciones de bloqueo y colapso del sistema político. A saber: la provincia como circunscripción electoral; el sistema electoral; la concentración del poder en las cúpulas partidarias, la partitocracia; la supremacía del poder ejecutivo sobre los poderes legislativo y judicial, actualmente subordinados al primero; la reforma de la administración y la eliminación de las diputaciones; la reforma o la eliminación del Senado; la nula participación política de los ciudadanos; la reforma del título VIII sobre el desarrollo autonómico; la preferencia del varón en la línea de sucesión. Nada se muestra en el horizonte que permita concebir esperanzas para este amplio acuerdo y para formar un gobierno que lo impulse al tiempo que se afrontan retos imprescindibles: una política económica confluyente con Europa y a la vez beligerante contra la desigualdad; un pacto educativo que estabilice y mejore el sistema educativo; eliminación del clientelismo y las instituciones públicas asociadas al mismo; recuperar protagonismo en Europa para afrontar conjuntamente el terrorismo yihadista; afrontar el desafío independentista en Cataluña y en el País Vasco, revisando las disfuncionalidades del actual sistema de financiación autonómica.

Seguimos con las farsas escenificadas desde el 20D. Rajoy aparece en Onda Cero para decir cuatro banalidades. Que seguramente llamará a Pedro Sánchez después de la entrevista de éste con Iglesias del miércoles. Que no sabe muy bien lo que está pasando en Valencia con los concejales del PP a los que el propio partido popular ha pedido el acta. Él no lo sabe. Él no está en los detalles del partido. Quizá así se explica su atoramiento y perplejidad ante el cúmulo de escándalos que sacuden a su partido en buena parte de la geografía. En otros momentos sí parecía que se ocupaba de los detalles, como cuando se cuenta que expulsó a Correa de Génova. Para refugiarse en Valencia. O como cuando enviaba mensajes de móvil a Bárcenas. O cuando se fundía ante el halago y espetaba a Alfonso Rus que le quería. No le parecía extraño que Rus le fuera a recoger al aeropuerto con su Ferrari. Claro que Rajoy ha demostrado flojera amorosa. No se ha recatado en dirigirla a todos cuantos le dieron el poder en 2008 en Valencia, además de a Rus, a la Rusa, a la aforada Rita Barberá, y a Camps que, se gire hacia donde se gire, siempre ve a Rajoy a su lado. Lo que el ilustre registrador ignora es que esto del amor con amor se paga es dicho que pertenece a un ámbito de radical diferencia con la política. El referente es Maquiavelo, no Isabel Preysler. Le votaron no porque le quisieran. Le votaron porque con él (ausente de los detalles), se iban a poner las botas.

Lo curioso de la decisión de aplazar el congreso del PSOE que estaba previsto para el 20, 21 y 22 de mayo que debe ratificar el comité federal, que podría interferir en la formación del gobierno, es que evidencia, en primer lugar, una poca seriedad en la toma de decisiones de los órganos rectores del PSOE. ¿Es que no se sabía el mes de enero cuando convocaron el congreso que se abría un plazo indeterminado (porque se empieza a contar el tiempo para convocar elecciones a los dos meses de la primera sesión de investidura fallida) en que debería negociarse para formar gobierno y, en su caso, afrontar las elecciones? Cuando ya sabemos que el plazo para formar gobierno termina el 2 de mayo y las posibles elecciones serían el 26 de junio, la decisión de aplazar el congreso sólo puede significar que la dirección socialista está segura de que va a haber elecciones. ¿Cuál sería la explicación de aplazar de nuevo el congreso si no fuera que los contendientes saben que van a volver a votar el 26 de junio, puesto que, en caso contrario, el 2 de mayo habría gobierno y no se producirían interferencias con un congreso el 20 de mayo? Lo que nos espera hasta el 2 de mayo es la escenificación continuada de una representación en la que los actores van a declamar textos que ellos y el público saben falsos. Una farsa que en este momento desconocemos si va a tener una determinada repercusión en las elecciones, por la indignación del público, propiciando una amplia abstención procedente de todo el abanico político; o si no la va a tener, porque el público, consciente de la farsa, pero sin más alternativa que el abismo, acredita una madurez y un sentido patriótico inexistente en los partidos políticos.

Siempre he rechazado por falsa la afirmación de que tenemos los políticos que nos merecemos. Que los políticos son representativos de la sociedad de la que surgen. Que si hay corrupción en la política es porque la sociedad es corrupta. Sigo pensando que esto no es así. Que son los políticos los que mediante sus privilegios y la colonización del Estado constituyen un conjunto aparte de la sociedad, que no tiene más opción que votar las listas que le son presentadas. Así, los elegidos deben responder de sus actos ante quienes les han colocado en la lista y no ante los ciudadanos que les votan. Nuestra sociedad es mucho mejor que sus políticos. Por eso el clamor de "no nos representan". Aunque algunas veces dudo. Como el martes, cuando vi por La Sexta un reportaje sobre Andrés Bódalo, el miembro de Podemos condenado por agresión reincidente a tres años y seis meses de prisión. El presentador leía un párrafo subrayado del texto de la sentencia que se ofrecía en primer plano que literalmente decía: "'Ahí viene el Ibarra, vamos a por él'; en dicho momento varios de los participantes en la 'sentada' se avalanzaron sobre el concejal, arrinconándole contra la pared...". La sentencia es de la Audiencia Provincial de Jaén. El presidente del tribunal, Pío Aguirre Zamorano; los magistrados, María Jesús Jurado Cabrera y el ponente Saturnino Regidor Martínez. Yo no sé si el redactor fue un oficial pero se supone que los ilustres magistrados han leído la sentencia que han firmado. No se trata de un escrito de un juez de paz sino de una sentencia de un tribunal de la Audiencia Provincial. Toda España ha visto la barbaridad ortográfica. Pues bien, pueden acceder a la sentencia por internet en formato pdf; ni siquiera se han tomado la molestia de corregirla. Hubo un tiempo en que el texto de un magistrado era inapelable literariamente. Hoy, ni la ortografía se salva.

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