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Gobiernos y bancos en contubernio

Todo ciudadano es culpable de fraude fiscal mientras no demuestre lo contrario. Por eso quieren eliminar los billetes de 500 euros. Gobiernos y bancos dan por hecho que sólo se utilizan para transacciones negras, ilegales, opacas y fraudulentas. En otro caso, advierten, recurriríamos a los medios de pago que nos facilitan las entidades financieras: talones, transferencias y tarjetas de crédito con las que se pueden realizar compras de varios miles de euros.

La presunción de culpabilidad es contraria a los derechos humanos, a las convenciones internacionales, los principios constitucionales y en la esencia de la democracia, pero gobiernos y bancos nos la aplican en todo lo relacionado con el dinero. Somos siempre nosotros, los ciudadanos, quienes debemos demostrar el origen lícito de nuestros caudales. Si todo el mundo es inocente hasta que no se prueba lo contrario, debería ser la el gobierno el que demostrara, ante un juez, nuestra fechoría, pero la cosa va al revés. Tener dinero es sospechoso por definición. Una vieja moral religiosa continúa dictando la norma civil. Y nos lo tragamos, porque lapidar al rico es un deporte tradicional en nuestro país. Las revoluciones suelen consistir en esto. Luego no construyen nada mejor, aunque los apedreadores se quedan descansados. Pero el gobierno no va a por los ricos, que tienen mil maneras de escaparse. Su vigilancia es sobre todos lo demás, los que acabamos pagándolo todo.

Y los bancos son cómplices de la operación por la parte que les interesa. Quieren tener todo nuestro dinero depositado en sus arcas y que vayamos pagando con tarjeta y con domiciliaciones. Así hacen préstamos con nuestros depósitos sin hacernos partícipes de los beneficios, y nos cobran comisiones por todo. No les interesa que cobremos la nómina con billetes y monedas en un sobre marrón, como hace años, y que vayamos por las tiendas pagando al contado.

El Gobierno quiere saber todo lo que hacemos con nuestro dinero, el banco nos lo quiere administrar para sacar provecho, y un montón de empresas quieren explotar la información de nuestros hábitos de consumo, accesible por los apuntes de la tarjeta. Y nada de ello no es posible si vamos solo con billetes en el bolsillo. Por eso quieren eliminar los de 500 euros y limitar los importes que se pueden pagar en metálico. Todo eso da tanto asco que entran ganas de pedir a la empresa que nos pague con el viejo sobre. Aunque sea con un montón de billetes de veinte, usados y con numeración no consecutiva.

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