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Antonio Tarabini

20-D. Reflexiones desde Baleares

Los partidos políticos, unos más que otros, han planteado sus campañas como si se tratara de un simple juego de tronos. Están anclados en el pasado. No han comprendido que la crisis no ha sido una mera fase del ciclo económico, sino el agotamiento del modelo económico y de sociedad. En nuestra Comunidad también la crisis ha tenido y sigue teniendo sus víctimas, a la vez que se está consolidando un modelo de sociedad con una pequeña elite afortunada y cosmopolita y una gran mayoría con ingresos y oportunidades menguantes. Y el ciudadano, especialmente los procedentes de las nuevas clases medias que el boom de la construcción posibilitó, están recorriendo un duro camino del desconcierto hacia el cabreo frente a un descrédito real hacia todo lo que huele a política convencional. En esta colaboración voy a referirme sólo a los partidos que han conseguido representación parlamentaria, dejando para una próxima ocasión una valoración de los resultados de MÉS, PI y UP (EU).

Hasta hace relativamente poco los partidos o coaliciones conocían con relativa certeza quienes eran sus votantes habituales y potenciales. Pero tales certezas resultan hoy imposibles. En primer lugar porque vivimos y convivimos en una sociedad mucho más compleja y plural, más transversal y diversa, con ciudadanos menos encasillados y menos estáticos. Y en segundo lugar porque han aparecido para quedarse nuevos partidos que pretenden dar respuesta a preguntas que los convencionales no responden. Tales realidades conducen a la volatilidad del voto que tiende a decidirse en los últimos momentos.

La derecha y centro-derecha, hasta ahora ubicada en exclusiva en el PP, tiene competencia en Ciudadanos, un nuevo partido de talante más moderno y menos casposo. Y también existe un cierto escapismo de votantes clásicos del PP ante planteamientos conservadores a ultranza en asuntos tales como el divorcio, el matrimonio entre homosexuales, la interrupción del aborto, la ley mordaza... Los dirigentes populares podrán interpretar los resultados como les plazca, pero la realidad es que han tenido unos malos resultados (pérdida de 77.547 votos, del 49,59% al 29,06%), incluidos los de Isern en Palma (pérdida de 28.224 votos, del 49,02% al 28.08%) en referencia a las elecciones generales del 2011.

Ciudadanos ha tenido unos resultados exitosos, con candidatos desconocidos y con una campaña de baja intensidad han obtenido 71.365 votos (14,78%). Su valor añadido fue la marca y el candidato nacional.

En la otra vertiente, los socialistas obtienen malos resultados en el conjunto de Balears (pierde 38.039 votos, pasa del 28,87% al 18,32%), y también en Palma (pierde 13.826 votos, y pasa del 28,46% al 17,73%). Tales resultados deberían preocupar seriamente a los socialistas, y sería una simpleza si consideraran que la única causa radica en los resultados de España. El PSIB-PSOE, a pesar de gozar de amplias áreas de poder autonómico y local (incluida la Presidencia y Alcaldía de Palma), no ha conseguido recuperar ni la credibilidad ni la confianza ni tan siquiera del votante histórico. Añádase la falta de un relato político propio y diferenciado, y una elección errónea de sus candidatos. Ni liderazgo, ni marca, ni propuestas. La contrapartida es que Podemos obtiene 111.319 votos (23,05%) situándose en la segunda fuerza tras el PP y por encima del PSOE. Podemos de día en día se va apropiando más de los contenidos socialdemócratas, con el objetivo de convertirse en referente de la izquierda en nuestra Comunidad. Pero hay más, parte de su voto es transversal ya sea en grupos de edad como de ubicación social. Pablo Iglesias comunica muy bien y ha desarrollado una buena campaña. Valor añadido: marca y líder.

Sin duda también tendré repercusión en los partidos políticos activos en nuestra Comunidad el resultado final de cómo se concretan las formas concretas y de gobierno. De momento, ceremonia de la confusión. Pero en cualquier caso los partidos vivos y coleando en nuestra Comunidad deberán reubicarse. La crisis del PP no ha concluido, y los líderes que suenan no parecen contar de gran credibilidad. Los socialistas si no quieren deslizarse hacia una cierta marginalidad política deben rehacer sus liderazgos, reconstruir un discurso creíble y diferenciado, así como recuperar la credibilidad y confianza. Ciudadanos no puede limitarse en confiar en su líder y marca nacional. Tampoco Podemos no puede considerarse como el rey del mambo, intentado modificar el estatus actual vigente de gobernabilidad firmado por PSOE, Més y Podemos.

El futuro, ni tan siquiera el inmediato, está escrito. Pero hoy hay un dato significativo: en Balears el voto de la derecha y centro-derecha representa el 42,97%, mientras el de la izquierda alcanza el 53,81%. Habrá que "bucear" en las tipologías de los votantes de cada uno de los partidos, así como en los deslizamientos de las denominadas clases medias.

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