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Dos películas y Nodo

Recordarán, quienes hayan pasado de los cincuenta, aquellas tardes que llenaban las dos pelis y el Nodo. Con descanso intermedio. La expectación a media función estaba cimentada en la esperanza o a la inversa, que igual da. El caso es que uno se tragaba como entrante cualquier bodrio y, de ir acompañado, nos confortábamos con la consabida frase: "Ésta regulín, pero ya verás la otra?". Y para que, en espera de la por venir, el presente no desmereciese, "Noticiarios y documentales" (Nodo) en positivo y todo perfecto entre pantanos y bailes de la Sección Femenina.

Las inauguraciones que glosaba aquella voz monocorde abonaban el terreno para un progreso que nos abocaría a una realidad de ensueño. Como ahora esa recuperación económica con la que algunos se han llenado la boca haciendo un Nodo de la campaña electoral, así que no cuesta imaginarse de nuevo saliendo del gallinero, para estirar las piernas, en los cines de mi adolescencia. Y la doliente inmediatez del IVA, la factura de la luz u otros excesos, pronto darán paso a sustanciales rebajas y transparencias en la gestión pública que nos colocarán en la senda de la felicidad. Como la peli en color que esperábamos, tras el coñazo de lo bien que se hacía todo entre una y otra ficción.

Es sabido que no sólo la cultura sino también la política se han convertido en espectáculo, de modo que únicamente queda por discernir si estamos todavía al final de la primera, en blanco y negro o, ya en día de elecciones, terminó el Nodo para repasar los logros con afirmaciones que, por cierto, se vienen repitiendo cada cuatrienio en parecidos términos. Nodo interminable hasta ahora mismo; desde el "es necesario que no haya la menor duda sobre la honestidad de los políticos" (Margalida Durán, presidenta del Parlament, 12/1/2013. ¡Átame esa mosca por el rabo!), deseo que muchos compañeros de militancia se empeñaron en frustrar, hasta un propósito, el de Rajoy ("hay que escuchar a los ciudadanos y hacer autocrítica", el 30/8/2013), siempre pospuesto. Por lo menos, en el noticiario del franquismo las represas y danzas eran reales (de verdad, quiero decir), mientras que por lo que respecta al amanecer económico que se viene pregonando, únicamente ha sido palmario hasta aquí para quienes pudieron repatriar el dinero negro mediante un pago simbólico.

Pero todo depende del cristal con que se mire, claro que sí. Como en el cine, que no es imagen sino mirada como sugirió Gonzalo Suárez en su día, quizá con la oculta intención de echar un capote a esta panda de hipócritas, descargándolos de responsabilidad para transferirla a los espectadores y a la vez víctimas: a ustedes y a mí, apuntando a que es nuestra representación de las cosas lo que nos place o deprime y que, con otros ojos, incluso podríamos haber disfrutado con la película de relleno y llegar al descanso dispuestos a votar para que la repitan. Porque el juicio depende del gusto; de cada subjetividad. Por eso los hay que apuestan por el cine mudo, el que ha venido dirigiendo don Mariano, o por el diálogo para besugos en los debates entre candidatos, inconexo y demagógico pero que, para los incondicionales, es arte de vanguardia. En cualquier caso, y como sugería un escritor, la vida es lo que te pasa mientras haces planes para otra cosa, así que no estaría de más que nos aplicásemos en aprovechar cuanto hemos venido oyendo y/o padeciendo, durante la primera y el Nodo, para no caer en parecido espectáculo durante el próximo cuatrienio.

Si no gustó lo visto, y mientras esperamos la que vendrá esa que anuncian en color merced al voto, cabría decirse que a lo hecho pecho. Y si resultó una pesadilla para muchos, ya no tiene remedio. En todo caso, si la segunda respondiese a nuestras expectativas y sea quien sea el director, resultaría cierto lo de que no hay mal que cien años dure. Pero como hay evidencias que contradicen el refrán y finalizada la sesión, cuidado con lo que seleccionamos en la cartelera para una próxima vez y, con las urnas desempolvadas, el tema merece atención. No fuera a ser que, con similares artistas e iguales habilidades para con quienes poblamos el gallinero, nos metiésemos de nuevo en parecido agujero. Siempre es tarde para retroceder, pero de algo habrían de servir memoria y antecedentes a no ser que queramos hacer patente, junto a la estupidez del espectáculo, la nuestra propia por haber comprado entrada.

En resumen: erotismo o de pensar, acción o una del oeste con John Wayne. Según prefiera cada uno de ustedes, pero vean lo que deciden para no llamarse a engaño tras el Nodo, porque eso de que siempre, en el fondo de todo, hay un jardín que aseguraba la poetisa Olga Orozco, pues no estaría yo tan seguro si por el todo entendemos lo que nos ha venido cayendo encima hasta hoy mismo. Por lo menos, esa que anuncian en color debiera quitarnos de encima la pesadumbre. O será que merecemos lo que nos echen y el jardín será el de los Finzi Contini por seguir con el cine: la de Vittorio de Sica y afuera, desde mañana, otro escenario más de frustración.

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