Hoy, día internacional de la mujer trabajadora, queremos manifestar las dificultades que tienen las mujeres a la hora de compaginar el trabajo con el embarazo y la maternidad. La fragilidad y la vulneración de derechos laborales que sufren con la tolerancia y beneplácito social, empresarial y administrativo en múltiples ocasiones, así como la impotencia y soledad con la que viven estas situaciones.

Cuando una mujer se queda embarazada tendría que notificarlo en la empresa en la que trabaja sin temor alguno de que este acontecimiento modificara su estatus de trabajadora. La ley de prevención de riesgos laborales (artículo 25 ) manifiesta que "el empresario garantizará de manera específica la protección y prevención de la salud de las trabajadoras adoptando las medidas necesarias".

La realidad de la embarazada no es otra que pensar y planificar minuciosamente si lo notifica en su empresa o bien cuando lo notifica. Los temores que la atenazan pueden ser de diversa índole. Por experiencias previas de otras trabajadoras embarazadas puede intuir que peligra su continuidad en la empresa o bien que no le sea renovado el contrato. Puede que no le faciliten la adaptación a un puesto de trabajo acorde con su estado. Puede que la hagan sentir culpable de perjudicar a la empresa. Puede que los compañeros y compañeras la hagan sentir nuevamente culpable porque su situación embarazosa les haga tener mayor carga de trabajo o nuevas responsabilidades.

Algunas empresas no facilitan la información o derivación a las mutuas laborales donde se debe evaluar el riesgo laboral de puesto de trabajo durante el embarazo. Podríamos asegurar que la protección y prevención de la salud de la gestante en las empresas es un incordio en la mayoría de ocasiones, asimismo lo trasmiten, sienten y padecen la mayoría de embarazadas.

También especifica la ley de prevención que las embarazadas tienen derecho a ausentarse del trabajo, con derecho a remuneración, para realizar los controles prenatales y los talleres de preparación al parto. La realidad es que son muchas las embarazadas que no pueden asistir a los talleres y que expresan sus dificultades para acudir a la consulta. Esta situación se ha agravado desde que eliminaron las consultas de Atención Primaria en horario de tarde.

Más adelante cuando ya han dado a luz a su hija o a su hijo, la mujer trabajadora empieza otro calvario que entraña mayores dificultades. Derecho a la hora de lactancia, a una reducción de jornada. En ocasiones solo solicitarlo es como entrar al ruedo de una plaza de toros.

Los bebés frecuentemente se ponen enfermos, a veces con patologías leves pero intensas y otras con patologías severas. En estas ocasiones entramos en problemas mayores. Las mujeres tienen que lidiar entre su trabajo y su obligación inexcusable de cuidar de su hijo o hija. La ley de conciliación laboral y familiar no contempla dicha situación tan cotidiana y frecuente en los infantes. El vacío legal y social es tan notable como estremecedor. Esto hace que la mujer que tiene hijos pequeños sufra discriminación laboral a la hora de optar por un trabajo. En países como Suecia se contempla la falta al trabajo de hasta sesenta días por año por el cuidado de un hijo enfermo.

Un comunicado reciente del sindicato UGT dice que "la dirección general de Función Pública acepta reconocer el derecho a un permiso por el tiempo indispensable para cuidados domiciliarios de un menor de edad". A día de hoy no conocemos a ninguna mujer funcionaria que haya podido beneficiarse de este derecho.

La precariedad y fragilidad laboral en estos momentos no nos permite dar recomendaciones para hacer valer los derechos a las embarazadas o madres como hacía hasta hace pocos años. Las mujeres embarazadas y madres no quieren ni pueden permitirse poner en riesgo su continuidad laboral. Desde mi posición de profesional de la salud, en un centro de Palma, les comunico sus derechos, les invito a la reflexión y valoración de sus prioridades y necesidades. La decisión que toman tiene que ser la que se ajuste a su realidad. Desde nuestra posición de sanitarios escuchamos y asentimos. Por dentro nos revuelven tales situaciones de injusticia y desprotección hacia las mujeres cuando más lo necesitan. La protección y prevención de la salud de la mujer embarazada o madre que trabaja en estos momentos es ciencia ficción en este país.