Los vinos de Balears esquivan la crisis. Lo afirman los bodegueros, recordando que el suyo es un sector muy joven, con una cuota de mercado que permite seguir creciendo, y lo demuestran los últimos datos aportados por el Govern: las exportaciones a la Unión Europea aumentaron un 18,3 por ciento en 2012 y el volumen global de ventas registró un incremento del 1 por ciento. La prosperidad se acentúa con los caldos de alta gama, con una demanda que continúa creciendo gracias a consumidores que buscan en estos productos emociones y exclusividad.

Con unas ventas cercanas al millón de botellas anuales, Macià Batle puede presumir de ser la bodega mallorquina que más factura. Situada en Santa Maria del Camí y premiada año tras año con importantes premios de ámbito nacional e internacional, fundamenta su éxito en "una calidad al justo precio", señala su gerente, Ramon Servalls.

Desde Macià Batle recuerdan que la cuota de mercado de vino mallorquín no sobrepasa más del 12 por ciento del consumo total en la isla y que al tratarse de un sector en crecimiento ha podido permanecer al margen de la recesión: "Al no haber unos grandes excedentes de años anteriores hemos podido enfocar la crisis con tranquilidad, sin la urgencia de vender y financiarnos a cualquier precio, como ha pasado con algunas de las grandes exportaciones que España hace al extranjero".

El nombre de Mallorca, coinciden los empresarios, se ha convertido en sinónimo de marca de calidad y ayuda a vender el producto, ya sea la gama alta, media o baja. "Por eso no se explica que en una isla tan pequeña tengamos tantas indicaciones geográficas, cuando lo que realmente vale es el nombre de Mallorca. No es ni Binissalem ni Tramuntana, el nombre que vende es Mallorca. Que la Administración se decida y creemos de una vez por todas una sola Denominación de Origen. El nombre de Mallorca es el gran paraguas que nos ampara a todos y nos ayuda a vender. Llevamos años intentándolo. Hemos logrado que se creara la indicación geográfica Mallorca, que es el paso previo a una DO y esperamos que la conselleria, sabedora de que la mayoría del sector es partidaria de esta DO, coja la iniciativa", reivindica Servalls.

Los vinos más caros son los que mejor están digeriendo la crisis. "No solo se mantienen, sino que siguen creciendo", asegura Luis Molina, responsable del Club Gourmet de El Corte Inglés de Avingudes, donde pueden encontrarse las mejores botellas, tanto locales como foráneas. La más cara que se ha vendido la compró un turista inglés, que pagó 30.000 euros por un Dom Perignon Rosé, pero pueden adquirirse otras a precios más "asequibles": un Lafitte Rothschild de 2009 por 1.900 euros, un Pingus 2008 (695 euros), Ribas de Cabrera (54 euros), Miquel Gelabert Chardonnay (32 euros), Gran Son Puig (20 euros), un JP ecológico de Jaume de Puntiró (52 euros) o un Son Negre de cinco litros de Ànima Negra (2.500 euros), la pequeña bodega familiar de Felanitx para la que el artista Miquel Barceló estampó sus ojos, a hierro y fuego, en una de sus botellas.

"En Ànima Negra no tenemos tiempo para pensar en crisis, solo en trabajo", afirma Miquel Àngel Cerdà, copropietario de una bodega que exporta sus caldos a 42 países, colocando el 80 por ciento de sus productos en el extranjero, y sin entrar "en el paquete de España, con los verdejos, riojas y riberas. Siempre predicamos y luchamos por nuestros valores", expresa Cerdà, en referencia a un clima, una tierra y unas variedades autóctonas que fructifican en unos vinos particulares, sinceros y de máxima calidad.

¿Pero qué buscan los clientes en las botellas de alta gama? "La sorpresa, no quedarse indiferente después de beber y, sobre todo, estar dispuesto a repetir esa experiencia", asegura Maria Gelabert, de Vins Miquel Gelabert, bodega que acumula cerca de 60 premios, la mayoría medallas de oro -a destacar los blancos S´Avall 2009 y Chardonnay Roure 2011, y los tintos Torrent Negre y Gran Vinya Son Caules-. Con una producción de 40.000 botellas años, la mitad de las cuales se consumen en la isla, la empresa de Manacor trabaja principalmente con clientes de Alemania y Suiza, aunque en los últimos años han descubierto nuevos destinos como Suecia o Dinamarca.

"Exportamos más que antes del estallido de la crisis. A muchos clientes los captamos durante sus vacaciones en Mallorca. Es gente que nos busca a nosotros. Las visitas a la bodega nos dan más resultados que muchas ferias internacionales a las que acudimos", afirma Gelabert.

Un dato que confirman la mayoría de bodegas de Balears (75 en total, 60 de ellas en Mallorca, de las cuales 11 están en manos de extranjeros): las visitas funcionan "muy bien" para darse a conocer y para que la gente conozca de primera mano el trabajo que se realiza desde los viñedos a la mesa. "Las visitas se han disparado últimamente, llegando a registrarse más de 100 personas en un día en verano, con mayoría de alemanes, ingleses, escandinavos y rusos", indican desde Macià Batle.

En las catas, los clientes de productos de alta calidad persiguen un solo objetivo: "Un vino agradable, bien vestido y decorado, con un fondo de armario bien montado detrás", comenta Pilar Oliver, enóloga de las Vinyes i Bodegues Miquel Oliver, representante de la cuarta generación de una tradición vinícola que trabaja sin descanso para conseguir la sintonía perfecta entre pasado y presente. "Con la crisis hemos tenido que multiplicar el trabajo por tres -subraya Oliver-, sobre todo el comercial, cuidando al cliente, intentando lograr que se sienta parte integrante de la bodega".

Estados Unidos, Puerto Rico, Dinamarca y Bélgica son algunos países donde Miquel Oliver ha puesto su mirada y sus caldos, con el rosado como novedad, que "estaba aparcado y se ha disparado en los últimos tres años, con una subida de un 15 por ciento de un año para otro", apuntan.

Otro de los factores que ayudan a lograr el reconocimiento es la buena promoción, y ahí entran en juego los denominados gurús, como Robert Parker, que, por citar un ejemplo, destacó el Son Negre de Felanitx por su serenidad y elegancia maravillosa. "Si Parker habla bien de un vino, sus ventas subirán de inmediato como la espuma", reconoce Miguel Palmer, responsable de la Vinoteca Es Bon Racó, situada en Palma. "Los únicos vinos que se venden son los de calidad, que no han perdido comba. La gente con poder adquisitivo es la que manda en el consumo y la que tiene el poder para consumir estos productos de lujo", agrega Palmer. Este experto en vino, al frente de esta vinoteca desde 2011, no entiende cómo hay artículos que, con una calidad dudosa, han llegado al reconocimiento que tienen, con unas ventas que, en su opinión, no merecen: "Hay vinos muy buenos que carecen de marketing y que tienen detrás a un buen enólogo, y no son conocidos", lamenta.

Según los últimos datos aportados por el Govern, los vinos elaborados en Balears cada vez son más conocidos: las ventas de estos productos en los mercados europeos se incrementaron un 18,% en 2012, alcanzando los 5.815 hectolitros comercializados, la mitad de los cuales se destinaron a Alemania, país que concentra el 52% de las exportaciones.