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Entrevista

Antoni Martínez Taberner: "No debemos tener miedo a poner ´numerus clausus´ a la Serra"

"Al sector turístico le beneficia que el primario conserve la Serra, hay que compensarles"

La entrevista del domingo: Antoni Martínez

La entrevista del domingo: Antoni Martínez

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La entrevista del domingo: Antoni Martínez Mar Ferragut Rámiz

¿Qué es Tramuntana XXI?

Hace dos años que un grupo polifacético nos juntamos para reflexionar sobre la Serra de Tramuntana, a todos nos preocupaba. Somos personas del mundo académico, económico, poetas... Hay de todo. La Serra se está banalizando y es algo que a la larga daña a todos los sectores y a todos los mallorquines: la Serra forma parte de nosotros, es como la Seu. Por eso formamos parte de las Iniciativas XXI (como Palma XXI). El siglo XXI lo hemos de pensar de otra manera, no solo pensar en crecimiento cuantitativo. Ha de pensarse en lo cualitativo, aunque nunca en un crecimiento elitista.

¿Cuáles son sus objetivos?

Queremos una dosificación de las visitas y que estas visitas dejen algo allí. El sector primario trabaja en la Serra, saca algo de la Serra e invierte en la Serra con la gestión y mantenimiento del paisaje. El sector turístico no lo hace: saca rentabilidad, pero no invierte en la gestión de la Serra. Por eso nuestra principal inquietud es: ¿Cómo podemos activar el sector primario? ¿Cómo podemos hacer para que el turismo no banalice el sitio y parte de sus ganancias se queden en la Serra?

¿Está en riesgo la declaración de la Serra como Patrimonio de la Humanidad?

Se ha de aplaudir el esfuerzo hecho para conseguirlo, pero después se ha usado como un reclamo turístico. Durante años no se ha hecho ninguna inversión, ahora se está retomando porque se ve el riesgo de que nos quiten el título. Pero nuestro compromiso con la Serra debería ir al margen de esto. En vez de que la Administración vaya dando ayudas por aquí y por allá (que es lo que el Consell ha hecho, y no está mal), debería hacerse todo con coherencia y planificación y con una partida específica dentro del presupuesto para trabajos de control, limpieza... La Serra es privada y la Administración no puede invertir ahí. Puede dar ayudas, pero hay que pensar cómo hacerlo, facilitando el proceso. Hay propietarios que lo dejan estar. Habría que simplificarlo todo, no sé cómo.

El 95% de la Serra está en manos privadas, la mayoría pequeños propietarios, y están implicadas muchas instituciones públicas, cada una con diferentes competencias.

Otra línea de trabajo nuestra es la gobernabilidad de la Serra. Es Patrimonio de la humanidad y también es Paraje Protegido, pero uno de sus problemas es la dispersión de competencias y gestión (y casi no hablamos de la parte marina, que es competencia del ministerio de Medio Ambiente). Con un parque natural las administraciones estarían obligadas a coordinarse. Ya está creada la consideración de Paraje Natural, pero se ha de activar y que haya una junta eficiente.

La Serra no es nuestra, es de toda la humanidad. Nosotros tenemos el privilegio de gestionarla y conservarla, lo hemos de asumir y organizar mejor. Ahora hay muy poca vigilancia, no tratamos la Serra como un parque natural y no hay un documento que sea un plan de gestión y usos lógico, con una junta gestora que decida qué se puede hacer y qué no y dónde se puede y dónde no. También queremos impulsar la firma de un pacto, con cuatro puntos básicos en los que todos estemos de acuerdo para proteger la Serra.

¿La masificación es el principal problema?

Es uno, pero no necesariamente es el más grave. Está también el abandono: si el propietario no tiene una rentabilidad, sólo usará su finca de manera residencial y abandonará el terreno de la finca, lo que supondrá que el pinar irá invadiendo las zonas de cultivo, lo que supone más riesgo de incendio, el derrumbe de las marjades... Quienes realmente gestionan la Serra son los propietarios.

¿Está cuantificada la densidad que asume la Serra?

Queremos hacer un ´Smart Serra de Tramuntana´ poniendo sensores en puntos estratégicos para medir variables como los coches que entran, las personas que pasan... y así tener un seguimiento y saber dónde está realmente la presión. Ahora lo vemos por los impactos, como la compactación de la tierra, pero con los sensores tendríamos estimaciones directas. Eso nos lleva a la idea de parque natural, que tiene un personal de control, personas que se encargan de mantener y vigilar los sensores... No tiene por qué ser un parque, puede ser también un observatorio que acumularía estos datos; el porcentaje de producción agrícola y ganadera; cuánto suelo se ha asfaltado...

¿Cómo reactivar el sector primario cuando el mercado tiende hacia lo contrario?

Mira, el caso de los olivos es paradigmático. Los campos de olivos de la Serra compiten con los del Pla y en la Serra no puedes mecanizar los procesos. Y ambas olivas son buenas. Eso solo en la isla, luego hemos de competir con el resto del mundo. No es sencillo. Hemos de vehicular maneras para que los gestores privados que trabajan en el sector primario puedan tener compensación en el trabajo que hacen, que se paguen las externalizaciones positivas. Al sector turístico le beneficia que el sector primario cuide y conserve la Serra.

Si tenemos claro las externalizaciones negativas, que quien contamina paga, pues quien descontamina algo debería cobrar. Los propietarios mantienen el paisaje y ofrecen servicios ecosistémicos: fijación de carbono (menos CO2); purificación del agua; conservación de la biodiversidad... además de los valores estéticos. Hemos de buscar la manera de que sea rentable trabajar allí; si no cobran porque las olivas son igual de buenas que las del Pla, pues que cobren por todo lo demás. No se trata de que vaya al propietario, sino al gestor, al que se cuida y gestiona y aporta a la Serra, que puede ser el mismo propietario o un payés.

¿Se deberían plantear restricciones de acceso a la Serra?

Y tanto. La carretera ahora mismo con el tránsito que hay en verano tiene un peligro de seguridad significativo. ¿Qué hacemos: la ampliamos? Antes lo hacíamos, pero ahora nadie está de acuerdo, ya sabemos que solo serviría para que vaya más gente. El verano pasado se celebró un encuentro de alcaldes de la Serra, de diferentes partidos, y todos tenían los mismos problemas: no hay problema político, es de gestión. Hay que encontrar una fórmula.

Valldemossa ya tiene algunas iniciativas, gestionando los aparcamientos y dosificando las visitas; a Pollença también, se han regulado las visitas a Formentor... No hemos de tener miedo a poner unos ´numerus clausus´ a la Serra. No deben ponerse con criterios elitistas, simplemente que la gente se apunte. En Cabrera hace tiempo que funciona y para algunas partes de la Serra habrá que plantearlo. Por eso es importante la gobernabilidad, que haya un plan de usos y una junta rectora, con participación de los ayuntamientos, que tome decisiones con coherencia de conjunto.

¿Deberían acotarse los eventos deportivos en la Serra, de corredores y ciclistas?

Hay muchos otros sitios donde pueden hacerse. Tenemos toda la Platja de Palma. La Serra es un paisaje sublime, si has educado la sensibilidad encuentras allí los poetas, las pinturas de los paisajistas, Ramon Llull... Quieres la Serra para la contemplación, no para tener una gentío y coches; no quieres llegar a un sitio cargado de magia y encontrarte un ironman. Por eso se ha de hacer un plan de usos y una zonificación de la Serra, con sitios de más protección y otros de menos.

A la Serra se ha de poder ir, pero ha de ser para usos emocionales, artísticos, plácidos... compatibles con la conservación del patrimonio cultural y natural. Ya tenemos muchos sitios en Mallorca que se han vulgarizado hasta puntos elevadísimos y pueden sevir para los usos no plácidos. Hay mucho sitio para hacer pruebas deportivas.

Las carreras de motos son ilegales y aún no se ha conseguido acabar con ellas. ¿Hay falta de voluntad, de vigilancia...?

Hay vigilancia, falta, pero igualmente aunque vigiles, aún no hay una normativa que te permita prohibir según qué cosas. A la Administración seguramente no le hace gracia dar licencias para según qué, pero no tiene mecanismos para negarse. Con un plan de usos y una zonificación podría.

¿Cómo encontrar el equilibrio entre evitar su banalización y convertir la Serra en escenario?

Todo es un desequilibrio, más o menos estable y hemos de gestionarlo. Insisto en que queremos que los jóvenes vean una posibilidad de tener una vida digna con el sector primario en la Serra, donde poder tener su huerto, sus recursos económicos, su familia... Se ha de hacer agricultura allá; que tenga un sello de que se ha hecho allá, (ya estamos trabajando en una etiqueta); que existan unos mercados; que los restaurantes de la Serra utilicen productos de la Serra; abrir vías de comercialización, como en Sóller, donde hay ya iniciativas muy buenas para exportar naranjas y limones... Y enseñar a los jóvenes otras opciones de cultivo: en Lleida por ejemplo se cultiva ahora azafrán; también puedes hacer plantas medicinales...

Pero si cojo mi casita y la pongo en Airbnb gano más dinero y no me lleva tanto esfuerzo.

Sí, con eso no se puede competir. Pero si tienes esa casita y la alquilas y la usas así para acabar de hacer esos duros que la agricultura no te ha hecho y ese dinero lo inviertes en mantener la casita, las marjades y el huerto, pues ya está bien. El tema a evitar es que vengan camionadas de turistas que han comprado un paquete a un touroperador de vete a saber dónde y no dejen nada en la Serra. Está cuantificado: de cada 50 euros que gastan, en la Serra quedan 6 ó 7 como mucho.

Tenemos la idea, quizás estereotipada, de que al menos el turista que va a la Serra no es el de Punta Ballena, que es más respetuoso, más ´de calidad´.

El turista de Magaluf también va a la Serra. Pero van en ´mode Serra de Tramuntana´. Si a un turista le pones un escenario como Magaluf, él interpreta las vacaciones según ese escenario. Si tú pones un escenario como la Serra, ese mismo turista interpretará sus vacaciones con otro comportamiento. Y eso los mallorquines lo deberíamos tener más presente: el paisaje es el escenario que tu pones. Si en determinados sitios de Mallorca pasa lo que pasa, la culpa no es del turista. En la Serra la mayoría se comporta bien, pero ha de haber menos gente y hemos de estar atentos a que no haya fórmulas turísticas que banalicen la Serra, o la acabaremos ´magalufeando´.

El Consell ha presentado hace poco su Ley de Caminos Públicos. ¿Cómo valora el proyecto?

Todo el mundo ha ido siempre por los caminos de la Serra y la mayoría son privados. Y los que son públicos pasan también por tierras privadas. Cuando la cantidad de excursionistas era razonable no había problema. Venimos de una tradición islámica que da el derecho a todo el mundo a beber si encuentra un punto de agua, tú y tu caballería. No está escrito, pero forma parte de nuestra genética cultural.

Creemos que la Serra se debe continuar transitando, pero somos conscientes de que se ha masificado y se carga a un propietario o a un alcalde el paquete de controlarlo, cuando hay un accidente, un desperfecto... ¿Cuántos vigilantes tenemos en la Serra? ¿Quién se encarga de arreglar el camino? El payés o quien esté allá. Esto desborda y se ha de entender. Podemos publicitar y promover los caminos, pero la Administración se ha de responsabilizar de todo este uso público. Se ha de acompañar la ley de una corresponsabilidad en el mantenimiento, gestión y vigilancia de las rutas.

No invites a masificar más la Serra si no pones los recursos para gestionarlo correctamente. Y piensa que con más gente aumenta la peligrosidad de incendio: por el día en verano hay bastante vigilancia, pero por la noche no hay y tenemos denuncias de gente que hace fuego por la noche e incluso que ha tirado cohetes. También es verdad que hay que resolver y dejar claro de una vez el uso de determinados caminos con polémica. Se podrían compensar algunos casos: hay caminos privados que podrían estar abiertos si el propietario firmara un convenio por el cual la Administración asumiera el mantenimiento.

La Asociación de Propietarios de Fincas Rústicas se ha posicionado contra la ley, ¿están en contacto con ellos?

Sí y también con entidades excursionistas. El diálogo es el espíritu de Tramuntana XXI. Han presentado alegaciones y es bueno: son maneras de reflexionar y pueden servir para mejorar la ley y dar respuesta a todas las sensibilidades. La ley quizás no haya entrado con ese espíritu de pacificación, pero se puede ir discutiendo.

En Deià está prevista una nueva urbanización, Petit Deià, ¿es una buena idea seguir edificando en la Serra?

En mi opinión, es una mala noticia para la Serra de Tramuntana. Cuando reciclas tu centro urbano, cuando rehabilitas,capitalizas el pueblo, aportas valor. Pero aumentando el suelo urbano le quitas valor paisajístico al pueblo, baja la calidad del sitio, que además ya vive situaciones de colapso.

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