En España cada año se utilizan unas 450.000 palomas y codornices en las competiciones de tiro al vuelo. En el caso de Balears se venían empleando unas 3.000. Se trata de una modalidad un tanto polémica y por ello el Pacto de Izquierdas decidió prohibirlo. Hay que tener en cuenta que a las palomas y a las codornices se les arranca la cola para que no puedan maniobrar en el aire y así poder escapar de los disparos de las escopetas. Una vez se quedan sin cola son lanzadas a gran velocidad por un brazo mecánico o mediante un tubo a presión. Cuando están en el aire el cazador puede disparar hasta dos cartuchos con su escopeta para intentar abatirlos.

La tirada de pichón a brazo mecánico, es la modalidad de tiro al vuelo en la que un tirador, denominado Colombaire, lanza al aire una paloma viva, con la finalidad de que el tirador lo abata dentro de la cancha. El palomo o la codorniz tienen que salir lanzados por encima de un cable que delimita la altura mínima de vuelo, colocado a tres metros de altura y a una distancia de ocho a diez metros del cazador. Desde el momento en que se traspasa esa línea es cuando el cazador puede disparar y tiene que abatir al palomo de manera que caiga dentro de la cancha, que tiene una distancia de 35 a 45 metros. Se lanzan ocho pájaros por tirador, en dos series de cuatro cada una. Las distancias pueden variar en función del campo de tiro y de la tradición de las competiciones.

"Atrocidad contra los animales"

Muchas entidades animalistas consideran que este tipo de modalidades son una "atrocidad contra los animales". Es el caso de la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal (AVATMA) que apunta cómo "la manipulación de estos animales durante la competición vulnera todos los requisitos de bienestar animal contemplados en las normativas vigentes y en la que nadie se explica cómo pueden ser consentidas en connivencia con las administraciones". También recuerdan que no puede considerarse una modalidad de caza deportiva al tratarse de animales domésticos criados en jaulas a propósito para el tiro.

En otras comunidades como Madrid y en algunas zonas de Andalucía también está prohibido.