De Sa Nostra queda el buen recuerdo de una clientela y una sociedad que, en general, la consideró suya. Por eso fue primera entidad financiera de Balears y sus usuarios siguen acudiendo a BMN impulsados por el buen sabor de boca del pasado. Seguirán haciendo lo mismo con Bankia, por lo menos en los inicios de la fusión y después, como en un banco más, todo se quedará en un número y un balance. Se tratará de pelear en la selva del ahorro y el crédito.
Los sindicatos se quejan de que se ha perdido la esencia de la caja de ahorros con la disolución de la entidad financiera insignia de Balears en Bankia, alimentada con caudal público. Salta a la vista que les sobra la razón. Los gestores de su última época dilapidaron Sa Nostra y anulada está sin remisión, con silencio político y escasa investigación procesal. No ha habido marca comercial más engañosa que la de Sa Nostra. Será la suya en todo caso, la de unos directivos que han propiciado su disolución como un azucarillo en Bankia y que ahora velan por mantener despacho en la nueva empresa.
No vuelvan a preguntar por Sa Nostra, busquen, negocien y acudan al banco que más les convenga. La extinta caja de ahorros ha esfumado su esencia como dicen los sindicatos, pero también ha reducido su presencia porque su capacidad de influencia ni siquiera llega a simbólica en el gran banco integrador. Treinta y cinco oficinas menos en Balears que pueden ser más. ¿Insularidad y derechos adquiridos por trabajadores temerosos de la movilidad? ¿Qué es eso y qué importa cuando solo cuenta la rentabilidad? Sí, los sindicatos también acuden a la evidencia cuando afirman que se ha renegado de la orientación social y ponen en duda la buena fe de cierres y despidos.
