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Análisis

La amenaza va tomando cuerpo

El diagnóstico estaba hecho en su vertiente doble. De una parte, diversas fuentes habían advertido que la saturación creciente de visitantes estaba en serio peligro de volverse en contra del propio sector turístico y de otra también quedaba claro que la aceptación apabullante de Mallorca ha respondido, entre otros factores, a la inestabilidad política y social de sus competidores más directos del arco mediterráneo.

Pocas reacciones y medidas de contención se conocen ante esta amenaza palpable. Solo algunas protestas ciudadanas que han declinado, en parte, en la denominada turismofobia, la recuperación de la ecotasa y la incipiente regulación del alquiler vacacional. Pero, entre recientes, experimentales y con toda probabilidad insuficientes, estas decisiones no sirven todavía de bálsamo para equilibrar el mercado.

La asociación de touroperadores británicos demanda replanteamientos más profundos para gestionar la saturación con solvencia. En su informe anual marca una previsión de tendencia según la cual los clientes sensibilizados por el medio ambiente, molestos por la aglomeración y temerosos ante un posible rechazo social, podrían comenzar a mirar con preferencia destinos diferentes a Balears. Si a ello añadimos todavía la comprobación de que competidores como Túnez y Egipto están encaminando la estabilidad de su oferta, el panorama se vuelve muy diferente de cara a las próximas temporadas turísticas en este archipiélago.

Se está volviendo un clamor la necesidad de implantar medidas estructurales más profundas. Los touroperadores británicos hablan de la conveniencia de diversificar la llegada de visitantes en distintas épocas del año. En todo caso, lo imprescindible es un esfuerzo y un trabajo coordinado de autoridades y agentes sociales.

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