Durante las últimas semanas han comenzado a detectarse movimientos de inversores destinados a desarrollar nuevos proyectos de viviendas plurifamiliares en Mallorca, y muy especialmente en Palma, donde existe la mayor demanda y una notable escasez de oferta. Sin embargo, el presidente de la asociación de promotores inmobiliarios de las islas, Luis Martín, responsabiliza a los Ayuntamientos de estar actuando como freno en la recuperación de este tipo de inmuebles, ya sea a causa en las fuertes demoras con que se tramitan las licencias o por su suspensión antes de lo habitual.

Desde el sector promotor se destaca que se están detectando movimientos de grandes empresas promotoras, algunas con fondos de inversión a sus espaldas, para el desarrollo de algunas de las grandes reservas de suelo de Palma, como Son Ferragut o Son Bordoy. En el caso del primero de estos terrenos, propiedad del Sareb (Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria), es sabido que el conocido también como 'banco malo' abre la mano a medida que se acerca el cierre del año para cumplir así los objetivos de venta que se han fijado, y abarata los precios.

Además, se apunta la existencia de un proyecto para edificar un elevado número de viviendas en la calle Mare de Déu de la Victoria, en las antiguas instalaciones de CIMSA. A ello se puede sumar otra iniciativa residencial en la carretera de Valldemossa de inminente inicio de obras.

También se destaca el interés por desarrollar iniciativas de este tipo en municipios como Calvià o Andratx, al estar en el grupo de poblaciones en las que la falta de stock de vivienda nueva sin vender resulta más evidente.

Inseguridad jurídica

El problema, según señala el presidente de los promotores de Balears, es la inseguridad jurídica que se ha generado en el urbanismo de Mallorca, y más concretamente en algunos de los municipios señalados, con Palma como el ejemplo más claro de lo que se denuncia y en donde en estos momentos existe una fuerte concentración de la demanda.

Porque uno de los principales problemas en la capital balear es que en lugar de los tres meses fijados de plazo para la concesión de las correspondientes licencias, se está tardando al menos ocho, con casos en los que ya se ha superado el año. Y eso es algo que hace que muchos inversores se lo piensen dos veces antes de jugarse su dinero, según pone de relieve Luis Martín, especialmente cuando falta año y medio para unas nuevas elecciones municipales, con el temor adicional a que un posible cambio en el equipo de gobierno conlleve también nuevas políticas en esta materia.

Hay que tener en cuenta que esta inseguridad alcanza igualmente a la mayor reserva de suelo urbano de Palma, como es Nou Llevant, reflejada en que la subasta de terrenos que se puso en marcha recientemente en esta zona se quedó sin ofertas.

Los promotores indican que la excusa que se les expone desde el Consistorio es que se trasladó personal del departamento de Urbanismo cuando la actividad promotora quedó paralizada por la crisis, y que ahora no consiguen reponerlo por las limitaciones a la hora de aumentar el personal impuestas por el ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas que encabeza Cristóbal Montoro.

En el caso de Calvià, el problema con que se han encontrado los promotores es igualmente grave. Se destaca que también este municipio, por su proximidad con Palma y el interés que despierta entre los extranjeros, registra una elevada demanda residencial. Pero ha optado por paralizar la concesión de nuevas licencias con motivo de la presentación del avance de su plan general, una medida que habitualmente no se aplica hasta llegar a un paso posterior, como es el de la aprobación inicial.

A ello suman demoras en las tramitaciones de otros municipios de la isla, como en el caso de Andratx, aunque se reconoce que en ningún otro el problema es tan grave como en Palma.

Eso supone agravar la escasez de vivienda nueva disponible en Mallorca, y se añade que se está viviendo una situación similar en Eivissa, especialmente en su capital.

Y todo ello, se destaca, en un momento en el que se están multiplicando los problemas de acceso a una residencia: la escasez de vivienda nueva está volcando la demanda hacia la de segunda mano, que también se ve inmersa en una fase fuertemente inflacionista, fenómeno que se registra igualmente en el mercado del alquiler, con el impulso añadido de la comercialización turística.

Esta situación se refleja a dos niveles: la mayoría de las viviendas que se adquieren en estos momentos son de segunda mano, y además los proyectos de nueva edificación se sustentan en los chalés y no en los inmuebles plurifamiliares, pese a ser estos últimos los más accesibles para la inmensa mayoría de los isleños.

Mucha usada, poca nueva

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), durante los primeros ocho meses del año la adquisición de viviendas usadas en Balears se ha incrementado un 25,2% en relación al ejercicio anterior, mientras que las de nueva edificación han descendido un 6,3% a causa de la escasez de producto en el mercado.

Al mismo tiempo entre enero y septiembre se han visado en Mallorca proyectos para la futura construcción de 696 chalés y adosados, mientras que solo hay para 482 viviendas plurifamiliares.