El acusado, según el examen mental que le realizó el médico forense, padece un trastorno paranoico de la personalidad, añadido a un síndrome de delirio sensitivo. Los expertos han señalado que no alcanza el nivel de presentar rasgos psicóticos, pero sí padece una ideación sobrevalorada de la realidad. A pesar de este diagnóstico, la sentencia de la Audiencia Nacional llega a la conclusión de que no tiene el pensamiento alterado, porque conoce cual es la realidad y puede comportarse acorde a este conocimiento. El informe detalla que este delirio sensitivo meramente se manifiesta en el entorno del trabajo que desempeña, que nada tiene que ver con la actividad terrorista "al que ensalza o de las víctimas a las que humilla". Los jueces rechazan que este hombre que nació en Manacor sufra algún tipo de patología mental que alterara o modificara su capacidad de comprensión, a pesar de que el acusado ha sido sometido a diferentes tratamientos psiquiátricos. Por ello se rechaza la aplicación de una atenuante por trastorno mental.
