Saturación turística, sí. Toda la quieran. Agobiante y excesiva, dirá alguno. Pero sin duda saturación lucrativa. Más que nunca. Al menos para las empresas de alojamiento, que están haciendo el agosto de todos los agostos. O más bien el julio de todos los julios, que los datos son de ese mes. Y son históricos: nunca se llenaron tanto los hoteles. Así que abarrote sí, pero también dinero contante y sonante. A la espera de ver si esa facturación récord de las empresas se traslada a los trabajadores y eleva la renta de toda la sociedad balear tras años de caídas, los datos dejan la mejor noticia posible desde el punto de vista empresarial: los hoteles y negocios de alojamiento de Mallorca son los más llenos de viajeros del país, y encima, son con diferencia los que más caras están vendiendo sus camas.

Dos comparaciones lo resumen. Primera: los hoteles, agroturismos y demás alojamientos (legales) de las islas son los únicos de todo el turismo español con una ocupación superior al 90%, concretamente un 91%, frente al 73% de media estatal. Y segunda y aún mejor noticia: los alojamientos se han llenado con clientes dispuestos a pagar los precios más altos del turismo mediterráneo, dejando una tarifa media por habitación y día de 109,9 euros, muchos más que los 93 euros de media española. Así que el estrés del verano de los agobios al menos está dejando más dinero que nunca en las empresas.

El lucro es tal que explica por sí solo realidades como la que desnudaba este diario el domingo, cuando Diario de Mallorca describía las ofertas que hay en la isla para alojarse incluso en furgones, furgonetas, camiones e incluso pisos patera. Hasta eso se vende. Pero los datos de ayer del Instituto Nacional de Estadística apuntan a la oferta autorizada, es decir, los hoteles, agroturismos y apartamentos turísticos, que se venden por lo menos tan bien como los pisos patera y las furgonetas. Ni Canarias (la segunda potencia de este verano), ni Andalucía, ni Madrid, ni el Levante, ni la muy pujante Cataluña, ni la Barcelona más de moda alcanzan el nivel de ocupación del 90%, reservado al turismo balear. Aunque no es un récord exactamente balear: en el archipiélago, solo los destinos mallorquines rebasan la barrera del 90%, al batir con un 92% de ocupación incluso a la casi siempre más abarrotada Eivissa , que este verano queda por detrás, como Menorca (que se apunta un 88% de plazas vendidas, su mejor registro.

Más abarrote que en Eivissa

Así que la saturación de Mallorca ya tiene cifras, que describen sorprendentemente un abarrote mayor que el de Eivissa y Formentera, pese a tener el triple de hoteles y camas. Las cifras conocidas ayer revelan además que la saturación es cosa de todas las ramas del turismo, no solo de las ilegales. Aunque en la industria hotelera apuntan siempre a los pisos ilegales de AirBNB y compañía como origen casi único del exceso de viajeros que anega cada rincón de las islas, los datos evitan confusiones: no hay duda de que la oferta ilegal está elevando la presión sobre el entorno, pero los hoteles recibieron en el mes de julio 1.679.770 turistas, es decir, 111.000 personas más que hace un año, un 7% de incremento. Con lo que los turistas también fluyen más cuantiosamente desde las suites hoteleras. Y eso que los que llegan han reducido ligeramente sus días de vacaciones, algo directamente achacable a los precios: han subido tanto que los viajeros tienen el mismo, pero les da para permanecer menos tiempo en Mallorca, a la que no renuncian ni con la tarifa más cara del Mediterráneo.

¿Dónde va el dinero?

¿Y que los viajeros gasten los mismo pero en menos tiempo es bueno o malo? Hay análisis para todos los gustos. Por ejemplo, el exconseller de Turismo Jaime Martínez (PP) suele decir que ganar lo mismo con unos turistas que impactan menos tiempo sobre el entorno es buena noticia. De distinta tesis son la mayoría de los empresarios de comercio y restauración, que recalcan que si los turistas vienen con el mismo dinero para menos días y encima gastan más parte de su presupuesto en hoteles, pues les queda menos dinero para repartir entre la pequeña y mediana empresa del turismo balear. Y las pymes son el 70% de la economía de la isla. Es decir, el mayor precio no espanta al turismo, pero sí estaría suponiendo menos redistribución del dinero, fenómeno que está detrás de las caídas de renta de los baleares en estos años de récords de facturación turística.

Pero esos datos saldrán más adelante, cuando acabe la temporada. Los que ahora hay disponibles dejan poco resquicio al nubarrón futuro: brilla el sol en las cajas registradoras de los hoteles. Más que nunca. En un solo año los precios de los alojamientos hoteleros de las islas se han disparado un 8,3%. ¿Ecotasa? Más bien oferta y demanda. En junio, sin ecotasa, los precios ya se apuntaron un 5% de subida anual, cuando no había empezado el abarrote. Y si se mira más atrás, da hasta vértigo: en los últimos cinco años el precio de los hoteles baleares en julio ha pasado de 73 euros por noche a 109,9, en gran medida gracias al esfuerzo inversor de los hoteleros en mejorar sus establecimientos. Así ganan 46 euros más por habitación y noche. Y eso es una subida de precios del 50,7%.

No hace falta decir que en ese mismo tiempo los salarios de los trabajadores de los hoteles no han crecido ni una décima parte, pero así es. Y así se explica también el aumento de rentabilidad y competitividad del sector hotelero más pujante, el balear, el único que vende más del 90% de sus camas pese a cobrarlas más caras que nadie, y el único que pide más de 100 euros por noche. En la Mallorca de la saturación también hay abarrote de euros. Al menos en los hoteles.