"Se cometieron numerosas irregularidades en relación a los contratos y convenios firmados con el Instituto Nóos de Iñaki Urdangarn y yo tuve una participación relevante en las mismas debido a mi relación directa con el entonces president del Govern Jaume Matas y al clima de ciega aceptación de las órdenes políticas en que vivía". Son palabras de José Luis-Pepote Ballester, ex director general de Deportes entre 2003 y 2007 y primer arrepentido del caso Nóos. Ballester será el primer acusado en ser interrogado el próximo martes en la reanudación del juicio del caso Nóos y el fiscal anticorrupción Pedro Horrach lo usará, al igual que los otros implicados que han pactado su conformidad, como ariete contra el resto de acusados que mantiene numantimante su inocencia.

Si las previsiones se cumplen, Horrach dispondrá en los primeros días de la vista de seis misiles (Ballester, Matas, Gonzalo Bernal, Juan Carlos Alía, Miquel Àngel Bonet y Marco Antonio Tejeiro) que pueden minar las defensas de los encausados. Bernal, Alía y Bonet son ex altos cargos del Govern y Tejeiro es el antiguo contable de la trama societaria Nóos.

No era el más preparado

Ballester, defendido por Ángel Aragón, se dio cuenta en 2009 del alud que le venía encima con el caso Palma Arena, aunque ni remotamente podía advininar que las pesquisas sobre el velódromo público acabarían generando 28 piezas separadas, entre ellas la que ahora nos ocupa. Por eso pactó con el fiscal desde el primer minuto, una salida que han buscado otros casi al final de la historia.

El ex director general se define como un exdeportista de élite, que alcanzó fama en Balears y el resto de España por su condición de medallista olímpico en los Juegos de Atlanta de 1996. Ese pasado victorioso como regatista le catapultó en 2003 a la política, al ser fichado por Jaume Matas como director general de Deportes.

El arrepentido reconoce que no tenía estudios superiores y que justo obtuvo el COU en la residencia para deportistas de élite Blume de Barcelona, donde coincidió con otro olímpico, el jugador de balón mano Iñaki Urdangarin.

De aquella convivencia surgió una amistad que el segundo aprovechó, supuestamente, para conseguir desviar de las arcas del Govern más de 2,5 millones de euros de fondos públicos. "Yo carecía de experiencia y formación en gestión administrativa" y "no era el más preparado del Govern".

"Fallaron muchas cosas"

Ballester y Marco Tejeiro tienen en común una característica: se presentan ante la fiscalía como un simple engranaje más de la trama, a las órdenes de los jefes: Jaume Matas, en el caso del ex director general, e Iñaki Urdangarin y Diego Torres, respecto al excontable de Nóos.

Pepote Ballester enmarca lo ocurrido con los contratos y convenios de Nóos "en el seno de una organización administrativa (dirección general de Deportes, fundación Illesport y patronato y comisión ejecutiva de dicha fundación) en la que yo era uno más y no precisamente el más importante, ni el más preparado".

El ex director general admite a continuación que "en esa organización fallaron muchas cosas y no solo yo".

El acusado arrepentido reconoce que los controles administrativos no funcionarion para evitar el desvío de fondos públicos y la concesión sin concurso al exduque de Palma de la organización de dos foros sobre turismo y deporte y de varios contratos relacionados con el equipo ciclista Illes Balears. Esta escuadra recibió del Govern 20 millones de euros de patrocionio, un hecho que no es objeto de acusación.