Un edificio con habitaciones, con baños individuales, bien iluminado y más cerca del mar que algunos de los hoteles que están situados alrededor de la Platja de Palma, es el lugar escogido por el Govern para dar acogida a los refugiados sirios que llegarán a Mallorca en fecha todavía por determinar.

El local aún no está habilitado y equipado para recibirlos, ya que está pendiente de recibir mobiliario, lámparas, cubertería o mantas. Ahora mismo está completamente vacío. Había permanecido cerrado hasta hace poco y el Govern ha decidido volver a abrirlo para ofrecer este servicio a los refugiados, a los que atenderá la Cruz Roja.

Según aclaró la presidenta del Govern, Francina Armengol, que visitó el edificio ayer, el local servirá para dar cobijo a un máximo de 56 personas. A pesar de tener clara su capacidad máxima, todavía no hay una previsión exacta o aproximada de cuántos sirios llegarán a las islas. Tampoco se sabe en qué momento lo harán. Según Armengol, "todavía estamos a la espera de saber cuándo podremos tener refugiados y a cuántos", asunto que explica que está "a la espera de lo que clarifique el Gobierno de España".

El albergue, al no estar todavía en condiciones, necesitará varios días para dar cobijo a las 56 personas que pueden vivir en él. Armengol explicó que todavía deben terminarse unas pocas obras y las habitaciones se han de abastecer, proceso que requerirá varios días: "Si llegarán en 15 días, se hará rápido, si es un mes, iremos poco a poco". Tras ponerlo a punto, el albergue se cerrará hasta la llegada de los refugiados, ya que Armengol especificó que "no planeamos usarlo para otra cosa porque es patrimonio de la Comunidad Autónoma y toda la inversión realizada aquí, en caso de que no vinieran, podría aprovecharse para otra cosa" en un futuro.

El presidente autonómico de Cruz Roja, Toni Barceló, valoró la colaboración del Govern y afirmó que "estamos preparados para acoger a tiempo a las personas refugiadas cuando lleguen". Subrayó que tras recibirlos, el personal de la Cruz Roja se encargará de escucharlos y atenderlos personalmente: "Trataremos de conocer sus necesidades individuales y familiares y les daremos soluciones personalizadas". También explicó que ellos se encargarán de satisfacer sus "necesidades básicas", como la alimentación, la vestimenta, la higiene, la salud y la asistencia psicológica y legal.

La consellera de Servicios Sociales y Cooperación, Fina Santiago, valoró "la solidaridad mostrada por la sociedad balear, tanto de empresas como particulares y otras entidades" por su colaboración con la labor humanitaria y la plataforma.

Integración social

Barceló destacó la labor de adaptación a la sociedad mallorquina en la que se centrará la Cruz Roja con los refugiados: "Trabajaremos intensamente en facilitar su independencia y autonomía para cuando abandonen el centro".

Para ello seguirán programas de inserción laboral, escolarización de los niños y otras cuestiones como "la formación socicultural y lingüística". El objetivo será adaptar a los refugiados para que no sean dependientes y puedan vivir por sí mismos en Mallorca.

Al preguntarle a Armengol por la utilización de otros espacios ante la posibilidad de que lleguen a Mallorca más refugiados de los que pueden habitar el edificio, la presidenta del Govern explicó que se están estudiando otros locales con el obispado, pero que dicho espacio "será el núcleo central".

A la visita del albergue asistieron también el director general de Planificación y Servicios Sociales, Andreu Horrach, el director del Consorcio de Recursos Sociosanitarios y Asistenciales de les Illes Balears, Juan Manuel Martínez, y el director general de Cooperación del Govern, Antoni Servera.