En el seno del Partido Popular existe una doble sensación crítica. Por una parte recriminan la forma que ha tenido el president del Govern y del PP, José Ramón Bauzá, para forzar la marcha del alcalde Mateo Isern de la política. Pero al mismo tiempo, no entienden cómo el primer edil palmesano ha tirado la toalla sin intentar dar batalla. Creen que el sector crítico del partido pierde su referente con su marcha sin intentar defender sus derechos de repetir como candidato, tras haber conseguido mayoría absoluta. Asimismo, vaticinan que si Bauzá no Gobierna habrá rebelión.

La mayoría de barones populares de peso consultados por este periódico, que prefirieron guardar su anonimato, admiten que “el partido está haciendo un ridículo monumental”. Asimismo, existe unanimidad en advertir que esta maniobra tiene un elevado riesgo para Bauzá. Si el president no gobierna después de las elecciones del próximo mes de mayo habrá una auténtica revolución interna en el PP que se llevará por delante a Bauzá y todo su “sanedrín”, como le llaman al círculo que rodea al jefe del Ejecutivo. “Será una noche de cuchillos largos”, coincidieron hasta tres veteranos dirigentes populares.

“En esta guerra ha perdido el partido, ni Isern ni Bauzá. El partido es el gran perjudicado del espectáculo público que han protagonizado”, aseguraba un barón popular en el día de ayer. Proseguía apuntando: “Después de esta batalla retransmitida por los medios entre Bauzá e Isern, es evidente que si el president no consigue gobernar tras las elecciones habrá consecuencias para él”. En este punto, los históricos del PP recuerdan las “noches de cuchillos largos” vividas en el partido. La primera aconteció en 1996, cuando impulsaron un golpe de mano interno para derrocar al entonces president Cristòfol Soler. La segunda fue en 2007, tras la imposibilidad de pactar de Jaume Matas. Y la tercera fue cuando desbancaron a Rosa Estaràs de la presidencia del partido y accedió al poder José Ramón Bauzá.

Poca Valentía de Isern

No todos los dirigente populares exculpan a Mateo Isern. Principalmente, le reprochan su falta de valentía al no presentar batalla a Bauzá y Rodríguez. Así se expresaba un barón que ha tenido mucho peso en el PP: “Si Mateo (Isern) se hubiera presentado y no hubiera ganado ante el candidato del aparato del partido, seguiría siendo una referencia para los que consideramos que no se están haciendo las cosas bien. Con su marcha sin intentar luchar deja de ser la alternativa que, por ejemplo, se aferraban los alcaldes y otros cargos que son críticos con las políticas que ha llevado a cabo el Govern de Bauzá.

Otro veterano representante popular, que sigue conservando una gran consideración por parte de las bases, se mostró del todo indignado por lo ocurrido con el alcalde Mateo Isern: “El partido está haciendo un ridículo como el que nunca había visto hacer a ninguna formación política. Deberían dimitir todos, ya que no se puede tolerar que durante cuatro años una persona haya conseguido una reputación y no lo dejen presentar teniendo mayoría absoluta”. “Repito -insistió el histórico dirigente conservador- que es un ridículo y temo que no quede nada del partido que conocimos”.

El símil del juego de cartas fue utilizado por los seis dirigentes populares de renombre consultados por este periódico: “Se ha jugado una partida de cartas y uno de ellos (Bauzá) ha tirado el resto y ha ganado. Lo que pasa es que el ganador corre el riesgo de que, si después de las elecciones no obtiene mayoría absoluta y tampoco puede conseguir gobernar, tendrá una auténtica rebelión”.

Asimismo, apuntan que la guerra entre el alcalde y el president ha sido “descomunal” y ha desgastado a todo el partido. “Hay militantes -relató un exedil popular- que han dejado de hablarse porque pertenecían a bandos diferentes”.

Una persona que ha ostentado cargos de relevancia con el PP discurría sobre lo vivido durante estas últimas semanas en el seno del partido: “He reflexionado sobre la campaña de acoso y derribo organizada para que el alcalde Isern abandone por su propia voluntad. Ello demuestra que el president Bauzá no está seguro de lo que está haciendo, ya que de lo contrario él hubiera asumido las consecuencias de la defenestración del primer edil”.