Camisetas verdes por la educación pública, azules contra las prospecciones y naranjas contra los deshaucios; banderas palestinas, republicanas y comunistas; lazos por catalán y pancartas en favor de los derechos de las mujeres. Los símbolos de todas las reivindicaciones se dieron cita ayer en la "marcha por la dignidad" organizada a pequeña escala por alrededor de 15 entidades ciudadanas para expresar su apoyo a la marcha que movilizó a miles de ciudadanos desde varios puntos de España hasta Madrid. En Palma, fueron alrededor de 600 personas las que mostraron su indignación contra la troika y los ajustes, marchando desde la plaza de Cort hasta el barrio de Son Gotleu.

Ángela Pons, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), explicó que estaban ahí "al representar a la población que más sufre la precariedad"; gente que se ha quedado "sin trabajo y sin techo". Reivindicó el acto como necesario para que estas personas "salgan de sus casas y digan basta". Pons animó a la gente a quitarse "el miedo y la vergüenza" y a exigir a nuestros gobernantes respuestas sobre " a dónde va el dinero de nuestros impuestos". La representante de la PAH indicó que el acto de ayer era simbólico y recordó que no solo en Palma hay gente que lo está pasando muy mal ya que en enclaves de la Part Forana como Manacor se han triplicado los deshaucios en los últimos tiempos. Manel Carmona, coordinador de Esquerra Unida en Balears, explicó que su partido ha impulsado en todo el Estado estas marchas que buscan "plantan cara a la troika y a la política bipartidista".

La manifestación avanzó por la calle Colom, plaza Major y Sindicat hasta llegar a las Avenidas, que cruzaron para seguir avanzando hacia Son Gotleu, donde procedieron a la lectura del manifiesto en la plaza Miquel Dolç.

El texto firmado por las diferentes entidades (de sindicatos y asociaciones de vecinos, a los Yayoflautas pasando por Memòria de Mallorca y otras) reclamó el fin del pago de una "deuda ilegítima" así como "pan, trabajo y sueldo para todos".

Lamentaron que millones de trabajadores estén sin ocupación y que muchos de los que sí la tienen vean como sus "salarios y condiciones van a la baja". Mencionaron el caso específico del sectro hotelero, que ha incrementado sus beneficios sin que eso haya revertido en su personal. La LOMCE fue criticada también como una vía de "consolidación de las políticas neoliberales".