La infanta Cristina sufre una condena de telediario que ningún tribunal del mundo va a poder levantar. Este es uno de los análisis de Jesús María Silva, el penalista en el que el despacho de Miquel Roca ha delegado la defensa de la duquesa de Palma. Silva asegura que la hija menor del Rey afronta "serena" el proceso judicial que comenzó por las supuestas actividades ilícitas de su marido, Iñaki Urdangarin, en el Instituto Nóos. "A nadie le gusta estar en una situación así", añade el letrado, quien reconoce además que cuando alguien necesita a un penalista es porque está metido en un "buen lío".

Jesús María Silva asume con ilusión y respeto la defensa de la infanta Cristina, inmersa en el presunto caso de corrupción del Instituto Nóos que presidía su marido, Iñaki Urdangarin. El despacho de Miquel Roca, designado por la Casa Real para asistir a la hija menor del Rey, delegó esta tarea en Silva, quien junto a Pablo Molins dirige uno de los bufetes penalistas más prestigiosos de España.

"Nunca me hubiese imaginado que iba a defender a un miembro de la familia real", reconoce este catedrático de Derecho Penal de la Universidad Pompeu Fabra. La entrevista con Silva se desarrolla en su estudio madrileño de la calle Orellana. La conversación en exclusiva con Epi-Press es amena a pesar de que el letrado mide al milímetro todo lo que comenta sobre la situación de su regia patrocinada. La prudencia se impone ante un turbio asunto que ha tocado de lleno al crédito de la Corona.

-¿Cómo se encuentra la infanta Cristina?

-Está serena, dolida y consciente de que vive una situación compleja. No entiende lo que ha sucedido en los últimos dos años.

-Pues lo que ha sucedido es que, según lo publicado, su marido hizo todo tipo de supuestos ´tejemanejes´ ilícitos en el Instituto Nóos.

-Yo eso no lo sé.

-Cuando una persona necesita la defensa de un penalista, ¿se puede decir que es porque está metida en un buen lío?

-Sí, claro. El penalista es como una especie de cirujano. No es lo mismo tener que ir a un ambulatorio a una primera asistencia que tener que pasar por quirófano. También hay que tener en cuenta que a veces solo es necesaria una pequeña cirugía y otras veces se requiere cirugía invasiva.

-¿Qué tipo de cirugía necesita este caso?

-Si no fuera por la dimensión mediática que tiene y por sus protagonistas, este sería un caso más de los cientos que hay en España cada día. Las personas implicadas hacen que el asunto tenga una trascendencia enorme y que por lo tanto requiera de un trato especial por mi parte.

-¿Se imaginó usted alguna vez que defendería a un Borbón?

-No.

-¿Cómo se le quedó el cuerpo cuando le hicieron el encargo?

-Me hizo ilusión. Soy un penalista académico, universitario, que como abogado ejerciente llevo poco tiempo, desde 2009. Es un caso, como digo, de enorme trascendencia que, aparte de ilusión, te genera mucha responsabilidad. Que cuenten contigo ha sido un honor.

-Disculpe, pero, ¿se ve preparado para esta defensa con tan solo cuatro años de ejercicio?

-Yo saqué mi Cátedra en Derecho Penal en 1990, luego estuve dirigiendo el centro de estudios jurídicos del Gobierno autónomo de Cataluña un par de años y desde 1995 comencé a colaborar como consultor jurídico en el despacho que acabó siendo Molins&Silva. En ese tiempo trabajé sin ponerme la toga. En 2009 fue cuando decidí ponérmela para conocer la oralidad, los juicios y toda esa parte que no había practicado.

-¿Hay causas imposibles de defender?

-La defensa penal ve todas las causas como posibles.

-En este caso, la atención mediática es máxima, ¿le perjudica o le beneficia este factor?

-Prefiero la discreción. La trascendencia pública de este tipo de casos perjudica por regla general. Otra cosa es que te haga publicidad. Lo que importa no es tanto la publicidad, sino que el asunto adquiera tal importancia que cada escrito que uno redacte tenga enorme resonancia. Todo eso hace que cualquier movimiento que hagas lo tengas que pensar y analizar muchas más veces. Ya no es sólo cómo lo va a leer el juez, sino también cómo lo van a interpretar los medios de comunicación. Para mi, este interés dificulta las cosas.

-¿Teme que esta atención pública derive en una condena de telediario a la infanta Cristina?

-Está claro que algunas personas, no sólo la infanta, están siendo condenadas ya, sobre todo, en las redes sociales. Se las juzga sin darles oportunidad a que se defiendan. La jurisdicción penal tiene pendiente este problema de los juicios paralelos. No hay tribunal del mundo que pueda levantar la condena de telediario que sufren algunas personas.

-Aunque usted crea que el interés mediático le perjudica, lo cierto es que ha logrado desimputar a la infanta. ¿Es esta desimputación mérito suyo o de la condición de su cliente?

-Nosotros estamos convencidos de que el alzado de la imputación responde a las razones que esgrimíamos en nuestro escrito de defensa. La imputación también la había recurrido el fiscal.

-¿Cuál es la razón principal de ese escrito?

-Que una persona, por figurar en la junta directiva de una asociación no puede ser responsabilizada de lo que otros lleven a cabo en esa asociación.

-Ese mismo argumento podría servir entonces a la mujer de Diego Torres, Ana María Tejeiro, quien sin embargo sí está imputada.

-Es cierto que se establecen paralelismos entre maridos y esposas, pero yo ahí no puedo ni debo entrar.

-Pero la infanta Cristina no sólo figuraba en el Instituto Nóos, sino que es también socia al 50% con su marido de la sociedad Aizoon, también investigada en el marco de este supuesto caso de corrupción.

-Son dos cosas distintas. La infanta fue imputada y después desimputada por el Instituto Nóos.

-Pero las noticias que salen de Aizoon tampoco son nada favorables para su patrocinada.

-La Audiencia Provincial de Palma, cuando acordó la desimputación de la infanta en el tema de Nóos, también indicó que debía seguir la investigación sobre Aizoon. En eso estamos. Es una investigación, nadie ha imputado a nadie de nada. Es importante tener en cuenta que la infanta no está imputada por ningún delito en estos momentos.

-Perdone, pero no ha dejado claro si le preocupan las noticias que salen de Aizoon, como que no tenía empleados o que utilizó fondos de Nóos para trabajos personalísimos de los duques de Palma.

-Forma parte de mi profesión. Cuando uno está sometido a una investigación judicial van apareciendo informaciones que se toman en consideración para articular la estrategia de defensa. No me preocupa más de lo normal.

-¿Está entonces usted preparado para una posible nueva imputación de la infanta?

-Una investigación penal no es una imputación y una imputación no es una condena. Dado que esta investigación ya no puede ser sobre Nóos, pero que ya está siendo sobre Aizoon, estamos preparados para lo que pueda suceder. Estar imputado, además, no significa ser culpable y hasta que a alguien no se le declare culpable se le debe de considerar inocente.

-¿Considera usted que la situación judicial que padece la infanta Cristina se debió a una equivocada defensa de Urdangarin?

-Tampoco voy a entrar en ese tema. No soy nadie para juzgar el trabajo de un compañero.

-Dice usted que asuntos como el que afecta a la infanta Cristina se dan constantemente en España pero, ¿me podría decir si es también habitual que la Agencia Tributaria abra una investigación y la cierre tan rápido como en este caso?

-No sé lo que duran las investigaciones de la Agencia Tributaria.

-Aparte de investigar, ¿es normal que Hacienda califique hechos, como en este caso?

-La Agencia Tributaria no puede calificar jurídico-penalmente hechos, pero sí puede decir que no hay bases para que una conducta se considere delictiva, que es lo que ha sucedido en este caso en base a los informes de los funcionarios de la Agencia Tributaria.

-¿Conoce el caso de alguien más que haya sido investigado y ´absuelto´ por Hacienda en un plazo tan breve?

-Tendría que pensarlo, pero es posible.

-¿Quién firmó de Hacienda el documento en el que se dice que la infanta no cometió delito fiscal?

„Este tipo de informes lo suelen firmar los delegados territoriales de la Agencia Tributaria. Seguramente lo firmó el delegado territorial de Barcelona, pero no lo recuerdo bien.

-¿Fue alguien a declarar en nombre de la infanta, o la propia infanta, durante el curso de esta investigación?

-No. Son investigaciones que se hacen por delegación del juez. Todo este asunto comenzó por otro tema que no tenía nada que ver con cuestiones fiscales y en un determinado momento el juez encargó un informe sobre las posibles derivaciones fiscales de ese otro caso, el de las subvenciones del Instituto Nóos. La vertiente fiscal apareció una vez ya judicializado.

-¿No habría sido mejor que la infanta Cristina hubiese acudido a declarar de forma voluntaria cuando comenzó toda la investigación judicial del caso Nóos?

-Nadie la llamó. Uno no puede presentarse así como así ante un juez para declarar. Nadie pidió su comparecencia, ni las acusaciones ni la defensa.

-Así que usted está convencido de que la infanta desconocía los supuestos ´tejemanejes´ de su esposo en el Instituto Nóos.

-Sobre esto tampoco voy a comentarle nada. Pero es lo que ha señalado la Audiencia.

-¿Qué opina del juez Castro?

-Es un magistrado que ejerce el Poder Judicial en nombre del Rey y me merece toda la consideración que me merece el Poder Judicial.

-¿Cree que en la tardía imputación de la infanta pesó la presión mediática?

-En absoluto. Cuando un juez adopta una decisión de imputar la adopta porque concurren unos indicios.

-¿Ve señales de revancha social en este caso?

-La situación económica, social e institucional en España es muy complicada y todos, cuando vivimos una mala situación tendemos a buscar culpables. Es muy humano mirar hacia arriba y poner cara a nuestros problemas. Es lo que se conoce como la búsqueda del chivo expiatorio. Tener chivos expiatorios nos ayuda a vivir porque pone cara a nuestras angustias.

-Lo cierto es que el duque de Palma está cada vez más sólo, ¿se hace cierto el refrán de a perro flaco, todo son pulgas?

-Cuando una persona está en el ojo del huracán nos invita sin querer a responsabilizarle de todo. En este caso se podría aplicar el refrán de "del árbol caído, todos hacen leña".

-Quizás el duque de Palma fue poco hábil al gestionar las envidias que provocaba.

-No lo sé. Desconozco la vida social del duque de Palma.

-La actitud del Fiscal Anticorrupción, Pedro Horrach, evidencia una obediencia total a los dictados de la Fiscalía General y por tanto a los del ministro Gallardón, ¿pueden los ciudadanos sospechar que Gallardón se inmiscuye en este proceso para salvar a la infanta?

-En absoluto. El fiscal está subordinado a la Fiscalía General; pero es el defensor de la legalidad. Existe un equilibrio entre los poderes del Estado, pero estamos cayendo en el error de personalizar todo. El juez es juez, el fiscal fiscal y el ministro ministro, independientemente de cómo se llamen.

-¿Es la justicia igual para todos, como dijo el Rey?

-Evidentemente. Esa frase es una obviedad y su repercusión tan tremenda demuestra que en España no conocemos ni lo que dice la Constitución, ni lo que dicen las leyes.

-¿Cuándo comenzó su colaboración con el despacho de Miquel Roca ?

-En enero. Firmamos un acuerdo de colaboración.

-Y tres meses más tarde, el Rey ficha al bufete de Roca para defender a su hija, ¿se podría decir que ese acuerdo fue providencial?

-Roca recibió el encargo de defender a la infanta a finales de marzo, así que sí se podría decir que fue providencial en cierta medida porque facilitó que los dos despachos pudiésemos articular esa defensa.