Balears ha destrozado sus peores guarismos turísticos en temporada baja. En once años no se habían obtenido resultados tan calamitosos, en una demostración inapelable de la parálisis al aflojar el sol. Desde noviembre hasta marzo la Comunidad ha recibido a 690.511 viajeros extranjeros, la cifra más baja desde que la encuesta de movimientos turísticos en fronteras (Frontur) publica sus resultados en internet.

En los últimos cinco meses, Balears se ha transformado en un territorio de segunda división. En esta época del año cinco autonomías –Canarias, Cataluña, Andalucía, Madrid y Comunidad Valenciana– superan a las islas en número de visitantes. Supone un trallazo para una territorio cada vez más dependiente del sector terciario. Entre noviembre y marzo se han perdido 451.332 clientes (-60%) en comparación con la mejor temporada baja de la última década. Fue en 2005 cuando se alcanzó el récord de 1.141.843 turistas. Un año glorioso para comenzar a desmontar la tan temida estacionalidad. Pero, la alegría duró poco. Desde hace cuatro años los inviernos se saldan con retrocesos en un declive sin freno.

La llegada de turistas se concentra entre julio y septiembre. Acabado el estío, se desata el paroxismo y la destrucción de empleo. El paro en marzo creció respecto al mismo mes del año anterior en ocho mil personas. Las islas acumulan ya 96.122 personas sin empleo (163.900 según la Encuesta de Población Activa). La estacionalidad es la palabra de moda entre políticos, empresarios y sindicatos, pero ninguno da con la fórmula para alargar la temporada. Al contrario, el número de negocios que tiran la toalla y cierran con la caída de las hojas aumenta año tras año. En una reciente entrevista publicada por este diario, el director general del Palma Aquarium, Antonio González, resume la cuestión de la siguiente manera: "La estacionalidad es el auténtico cáncer de la economía balear".

De haber conocido la evolución de este fenómeno, quizá los propietarios israelíes del acuario mallorquín (Coral World International) hubieran dado marcha atrás. "Imagino que cuando invirtieron pensaron que esta zona se iba a revalorizar [en referencia a la fallida reconversión de la Platja de Palma]. Otro factor que hubieran tenido más en cuenta es la estacionalidad. "Nuestro grupo pensaba que no era tan fuerte en Mallorca. Los estudios de mercado se realizaron durante unos años en que el invierno era menos invierno", explicó.

Doble lastre

Este año han confluido dos factores que han agudizado la situación. Por un lado, el masivo cierre de la planta hotelera. La encuesta de la Federación Hotelera de Mallorca (FEHM) indica que en diciembre hubo 3.000 plazas menos (-10,3%) que hace un año y en enero, 5.000 (-14,7%).

A esta circunstancia se suma el recorte de conexiones aéreas. Este invierno, Mallorca es más isla por la política de ahorro de las compañías y la desaparición de Spanair. Los datos del gestor aeroportuario Aena confirman una eliminación de vuelos a capitales españolas y Europeas solo compensada con dos incorporaciones nuevas: el aeropuerto de Tenerife Norte y la ciudad alemana de Madenburg.

A partir de otoño, las perspectivas no mejoran. Todo lo contrario. La dotación de los viajes para mayores del Imserso presupuestada por Sanidad pasará de 103 millones a 75 (-25%). Según las primeras estimaciones, el tajo en Balears provocará una disminución de 64.000 beneficiarios en la próxima edición 2012-2013, al pasar de los 210.000 a 146.000.