La sentencia contra Jaume Matas provoca drásticos cambios de opinión en algunos –"me da asco y me repugna que este señor haya tenido en algún momento el mismo carné de partido que yo", oímos decir esta semana al joven del PP en la tertulia política de veinteañeros de la Ser–, pero hay cosas que no cambian. ¿Cómo es posible que se desvíe medio millón de euros de fondos públicos, durante años, a un entramado ficticio de asociaciones de gays y mujeres maltratadas sin que nadie del Govern, Consell ni Cort –políticos (de derechas y de izquierdas) o técnicos– se diera cuenta? ¿Quién fiscalizaba esas subvenciones? ¿Se fiscalizaban?

Tampoco hay cambios respecto a Carmen Castro, aunque en el PP ya hay quien la da por sentenciada en cuanto pase el congreso regional y los ibicencos estén calmaditos. Al aluvión de críticas que viene recibiendo la consellera de Salud se suman este martes las vertidas por un ya ex alto cargo del Govern del PP y subordinado suyo, el doctor Fernando García Romanos. Después de solo ocho meses como subdirector de Atención Primaria de Balears, el médico ha vuelto forzosamente a su plaza del centro de salud de Santa Catalina, visiblemente enojado con su superiora. En una carta con membrete oficial del Ib-Salut, de tres páginas, García relata su "despedida dolorosa" a todo el personal del Servicio de Salud de las islas. Aupado al cargo por el defenestrado Juan José Bestard, tras su caída el doctor García dice que se dispuso a solicitar a la consellera la rescisión de su contrato, "por coherencia, fidelidad y lealtad" con Bestard. Su sorpresa llegó al comunicárselo al día siguiente a Castro, puesto que ésta "ya tenía decidido destituir prácticamente a todos los directivos del Ib-Salut, de forma fulminante, sin tan siquiera propiciar el tiempo necesario para un adecuado traspaso de papeles".

El exalto cargo del Govern se despacha en los términos que siguen sobre la decisión de Castro: "poco inteligente, visceral, carente de planificación y estratégicamente inadecuada" –ahí queda eso–, hasta el punto de que "puede comprometer el normal funcionamiento del Servei de Salut". A juicio del doctor, con la medida la consellera "consigue solo una falsa ´paz social´, que puede proporcionar un rédito político a muy corto plazo pero que no resuelve los graves problemas económicos del Ib-Salut y de nuestra Comunidad Autónoma".

Agradeciendo al personal de Atención Primaria el esfuerzo colectivo que ha revertido en "unos excelentes resultados en cuanto a la contención de gasto (todavía por desgracia insuficientes) sin que se hayan visto mermadas nuestras retribuciones básicas", desde la "fuerza moral" que considera que tiene, el doctor García receta a sus compañeros que, "en el futuro, no se recurra a la inútil descalificación global, a la viscerabilidad o al ataque personal". Y es que "la permanente descalificación, ensañamiento y escarnio público a determinadas personas ante cualquier solución planteada para paliar la difícil situación económica de nuestra Sanidad, no son un arma legítima porque, precisamente, pueden desorientar a la opinión pública en que se apoya el propio sistema democrático de convivencia".

Entesa burla el veto de Melià

Desde hace un tiempo, se palpa un mal rollo considerable entre Entesa per Mallorca –los aliados del PSM– y Convergència per les Illes. Los primeros, aun siendo de izquierdas, haciendo gala de su "transversalidad" quieren mantener buenas relaciones con CiU, pero ello irrita a Josep Melià, que considera al partido de Artur Mas su modelo a imitar, y no quiere interferencias.

Melià ha vetado la presencia de miembros de CiU en actos de Entesa en la isla, para que no se visualicen bicefalias. Del mismo modo, movió los hilos hasta conseguir que el presidente de Entesa, Biel Huguet, no pudiera asistir al congreso de dicho partido del pasado fin de semana en Barcelona. Pese a todo, Melià no ha podido impedir que el diputado de CiU en el Congreso Carles Campuzano –el impulsor de la abolición de la mili–, del ala más progre, desafiando a los ´popes´ de su propio partido venga el martes que viene a pronunciar una conferencia sobre el mantenimiento del Estado del bienestar, en el colegio de Graduados sociales de Palma.

La presidenta se instruye sobre el buen gobierno

Después de aprobar un plan de ajuste para poder pagar a los proveedores, la presidenta del Consell se fue a inaugurar la feria del libro viejo, antiguo y de ocasión, en la Misericòrdia. María Salom ojeó con notable interés el Llibre de les Bèsties de Ramon Llull, la fábula sobre el buen gobierno, repleto de intrigas, ambiciones políticas, denuncias de corruptelas de funcionarios, traiciones... todo un clásico vigente.