Los trabajadores mallorquines no salieron vencedores del verano del éxito turístico. Mientras lo hoteles se llenaban, las terrazas rebosaban y las cocinas y barras echaban humo para atender a millones de turistas, las nóminas se encogían. Y cuando los sueldos menguan, el invierno se alarga. Lo están notando esta Navidad los sectores más dependientes del consumo: comercio y hosteleria. Para ellos no hay vida más allá de los euros de los mallorquines, que este invierno están escondidos o no existen, reflexiona Pilar Martorell, presidenta de los negocios de restauración de una isla que hoy come más en casa que fuera. "Después del verano que hubo, esperábamos que fuese mejor, pero no está siendo así. ¿Dónde está el dinero? Solo se me ocurren dos opciones: o vino mucha gente pero no gastó tanto y resulta que a lo mejor la temporada no fue tan buena como creímos, o, segunda opción, la gente está tan asustada por la crisis que no está atreviéndose a gastar. No tuvimos apenas cenas de empresa, y las que hubo fueron organizadas a última hora por los trabajadores y pagadas por ellos. Y ahora seguimos mal".

Tan mal va que la gente prefiere dejar la tarjeta a buen recaudo y salir con los euros justitos. "No sé si le pasa a todo el mundo, pero en nuestros restaurantes vemos que la gente viene con efectivo y gasta solo lo que tiene. Antes se tiraba más de tarjeta". Le dan la razón los hosteleros consultados a pie de calle, que dicen que hoy solo funciona un negocio en boga: el bar de pinchos en zona peatonal.

Y con los comerciantes, ni eso. Apenas se libran los jugueteros, que respiran gracias a que los Reyes de los niños siguen siendo lo último a lo que se le mete tijera y precaución. Para el resto, el invierno está siendo frío, pese al buen tiempo. "Hacemos un esfuerzo por disimular la situación, porque no esperábamos un invierno tan malo como este €explica el presidente de los comerciantes de Afedeco, Bartolomé Servera€. No hay actividad, y no solo en el comercio. En tiempos previos a la crisis, un verano como el que tuvimos este año habría provocado un invierno buenísimo. Pero hoy...".

Pero hoy no hay confianza. Ni para comprar ni para subir sueldos, como sabe Servera, que negocia sin éxito con los sindicatos un acuerdo sectorial. Buscan una bajada de salarios para sus trabajadores que reduciría más el consumo, pero como el consumo ya está reducido, no pueden salir adelante sin bajar salarios. O sea que todas las salidas son malas. "Es un bucle, como dicen los modernos. Los sindicatos están siendo prudentes, y aún así a nosotros nos cuesta, porque las ventas están yendo mal". Y sin ventas no hay sueldos. Y sin sueldos, no hay ventas.