Balears presenta la tercera tasa de delincuencia juvenil más alta de toda España, un fenómeno que además está evolucionando al alza. El último informe presentado por el Instituto Nacional de Estadística destaca que el pasado año se cerró con 14,54 menores condenados en las islas por cada mil habitantes, una proporción que sólo superan La Rioja (18,17) y Castilla y León (16,09). La media española fue de 9,73 condenados por mil habitantes.

En cifras absolutas, en 2009 fueron condenados 610 menores con edades comprendidas entre los 14 y los 17 años, por la comisión de un total de 1.009 infracciones penales. La gran mayoría fueron varones, con 509 casos, frente a las 101 mujeres. Hay que tener en cuenta que en 2008 la cifra de menores condenados fue de 536, lo que supone un incremento del 13,8% en el plazo de un año.

Otro aspecto que se indica es el elevado porcentaje de jóvenes extranjeros vinculados a este fenómeno, ya que el 25,9% procedían de otros países. En concreto, 452 menores condenados eran de nacionalidad española, 94 procedentes de América, 34 africanos, 29 de otros países de la Unión Europea y un asiático.

De las 1.009 infracciones registradas durante el pasado ejercicio por esos menores, 730 alcanzaron la categoría de delitos, y los más comunes, con 426 casos, fueron los cometidos contra el patrimonio y el orden socioeconómico. La lista incluye también 53 casos de lesiones y 34 de torturas y delitos contra la integridad moral.

La consellera de Servicios Sociales, Fina Santiago, apuntó que el aumento de este tipo de delincuencia se explica, con carácter general, con la "banalización del sexo y de la violencia" derivada de la facilidad con que los jóvenes acceden a este tipo de contenidos a través de internet o de la televisión y sin ningún tipo de supervisión –incluso con vídeos de agresiones que ellos mismos incorporan a las paginas web–, a lo que se suma el que se trata de una generación acostumbrada a obtener lo que desea de forma inmediata, lo que en una época de crisis hace que en ocasiones se recurra a comportamientos delictivos para alcanzar ese fin.

Agravantes en las islas

Pero la elevada tasa balear viene de la mano de otros factores, según destaca la consellera, como es el alto nivel de fracaso y abandono escolar existente en el archipiélago, lo que aumenta el tiempo en que los menores están sin supervisión. A ello ayuda también el hecho de que una economía de servicios como la balear suele están vinculada a jornadas de trabajo intensivas que hacen que los padres puedan estar menos tiempo con sus hijos y, consecuentemente, éstos se mantengan fuera de su control.

Otro elemento señalado por Fina Santiago es que el tamaño moderado de las poblaciones de las islas favorece el "control social", y la denuncia y persecución de los infractores, lo que explica que Madrid y Cataluña, con dos grandes urbes, muestren unas tasas muy inferiores a la media estatal.

Tampoco se oculta el efecto que la elevada población inmigrante de Balears tiene sobre este fenómeno, especialmente por el hecho de tratarse de colectivos muy castigados por la crisis o con familias que tienen que dedicar un mayor número de horas a su jornada laboral para subsistir, lo que recorta aún más la supervisión de los padres.

Las medidas adoptadas ante este tipo de delincuencia son, en la mayoría de los casos, la libertad vigilada, la realización de prestaciones en beneficio de la comunidad, la realización de tareas socio-educativas y el internamiento semiabierto.