Álex García (Palma, 1957) ha visto absolutamente todos los partidos del Mundial de fútbol. Forma parte de su trabajo, es "documentación". García, que fue consejero del Mallorca, es psicólogo deportivo, imparte esta asignatura en la Universitat y edita una de las revistas internacionales de mayor impacto en este ámbito. Le gusta ver el fútbol, el problema es que no puede parar de analizarlo: "Estoy abonado contra el disfrute".

– ¿Cuánto cree que nos durará la euforia?

– No es euforia, es algo más profundo, pero depende de la generación. Los que hemos vivido más mundiales en la final, cuando íbamos 1-0 y faltaban cuatro minutos, esperábamos que pasara algo y perder. Con los años, tenemos un aprendizaje de indefensión aprendida, de ´siempre todo nos va a ir mal´. Nosotros es que ni siquiera ganábamos Eurovisión y con la Eurocopa pensamos que era casualidad. Ahora hemos visto que no. Tenemos más una sensación de ´pues mira, no siempre todo va mal´, algo un poquito más profundo que no se va a ir tan fácilmente. Para los jóvenes es diferente, su única preocupación es saber cuántos goles meterá su equipo. Ahora han encontrado una magnífica vía de explotar la fiesta y la felicidad, un camino nuevo que han metido en su funcionamiento. Un amigo americano me decía: ´Nosotros desde el dream team que ganó en el 92, no tenemos nada que nos haya unido a todos, esa sensación colectiva de logro´. Esto tardará más en pasar.

– ¿Es cierto que la economía repunta con el triunfo de España?

– Todo esto sale de un análisis económico, serio, que ya vaticinó que España ganaría el mundial. La euforia consumista, si es que ha existido alguna, algo habrá afectado. En Argentina hubo un repunte importante pero duró muy poco porque luego cayó en el primer corralito. Espero que no sea un ejemplo. Tiene un impacto relativo sobre la economía. Otra cosa es el impacto sobre la autoestima. Pero la euforia consumista y la gente de los bares pasará y habrá un pausa demasiado grande en agosto, hasta que empiecen otra vez los partidos. Esto no tendrá el efecto económico que esperábamos, que es un poco ficticio. Aunque tampoco hay que olvidar que la mayor parte de compras son emocionales. Nadie compra haciendo unas listas de pros y contras. Al final te compras el coche que te gusta. Y como hablamos de emociones, pues quizás eso arrastre un poco más y crezca un poco esa confianza tan necesaria en estos momentos de que las cosas no van a salir tan mal.

– ¿Hemos cogido con más ganas la celebración por que atravesamos un momento difícil?

– No, pero es una forma nueva que une más. Yo recuerdo uno de mis momentos más felices, cuando estaba en el Mallorca y quedamos quintos en la liga y fuimos a la ´plaza de las tortugas´ y había mil personas, la mayoría jóvenes. Pero esta vez ha sido diferente: una sensación transversal, que recorre todo la sociedad y esto difícilmente sucede con otra actividad humana que no sea el deporte. Distintas capas sociales, distintas edades, distintas formas de ver el mundo, todos juntos en una idea determinada. Dicen que el deporte es lo más parecido a la guerra pero sin muertos.

– ¿Por qué una persona que normalmente cumple las normas de convivencia acaba nadando en una fuente pública?

– Esto viene de fábrica. Es como en el turismo: algunos en cuanto entran en el avión ya son turistas. En esto es igual. Es una cierta despersonalización. El hombre como especie es un animal social y ante un comportamiento social de grupo habrá personas a las que les gustará más y otras que jamás se tirarán a la fuente. Como el turista que nunca se ríe con los otros. Pero esa despersonalización salida de ti, siempre emocional, es dejarse llevar. La gente se pone el 12 del equipo. Es algo muy común a todas las personas y no sólo pasa con el deporte.

– ¿Cómo puede acabar un continente entero pendiente de un pulpo?

– Nos gusta la magia y saber si las cosas serán blancas o negras. Saber si una cosa irá bien o mal es impagable. Imagínate que te preguntas qué va a pasar con las elecciones, con la economía, con el futuro... y que un pulpo o un rinoceronte te lo resuelve. El ir contra la ambigüedad y la incertidumbre es una cosa que las personas buscan siempre y por eso somos transcendentes.

– Ganamos el Mundial y justo después tocó debate del estado de la nación, ¿a Zapatero no podía pasarle nada mejor?

– No, la sensación que nos llevamos todos del debate es que si lo que queríamos era salir de la incertidumbre, eso no se resolvió en ninguno de los sentidos. Las personas que viven en nuestro país hace tiempo que han dejado de ser ingenuas y han sabido separar muy bien lo que es el triunfo de la selección de lo que está pasando en la economía y en la política.

– Pero Zapatero y otros políticos se han intentado aprovechar, ¿o no?

– Recuerdo una frase de una película: "Soy político, vendo humo y robo los caramelos a los niños pero tomo mis opciones". La política aprovecha sus opciones: que les salga bien o mal es otra cosa. No ha sido sólo un político el que se ha intentado subir a lomos de un éxito deportivo y no es la primera vez ni será la última. Pero la población sabe separar las cosas y las encuestas del CIS lo demuestran.

– A nivel de política internacional y de economía, ¿ahora nos miran con mejores ojos?

– No nos miran mejor. En el Soccer Economic lo dicen. Las cifras son las cifras y ponen a España en su lugar. El tema de que hayamos ganado el Mundial con el juego limpio, elegante, sin reaccionar a las agresiones, manteniendo el patrón de juego... fue sorprendente. Sin usar el cabezazo y el tententieso como respuesta española, dejando el estilo ese de ´si eso no puedes atornillarlo, dale un martillazo´. Eso ha tenido más impacto que las otras cosas. No sé si ha mejorado nuestra imagen, pero hemos sorprendido con la racionalidad y la frialdad de un país considerado ´del sur´ frente a la irracionalidad y actitud un poco bárbara de un país del norte. Han tenido que cambiar el punto de vista respecto a aquello de ´Europa acaba en los Pirineos´.

– Los inmigrantes han animado como los que más: ¿forma de integración, pérdida de identidad...?

– Mis amigos chilenos en cuanto fueron eliminados casi por nosotros ya me enviaron el mensaje de ´a ver si la nacional gana´. Los uruguayos no lo dijeron porque confiaban en llegar a la final. Son personas para las que el fútbol tiene un sentido mucho más identitario que nosotros. Y si aquí no tenían a nadie porque su selección no jugaba pues decían ´vamos a festejar con la persona que está festejando a mi lado´. Es algo de carácter lúdico, no identitario.

– ¿Y cómo vive una persona con aspiraciones nacionalistas el que gane España?

– Tengo amigos con una percepción muy identitaria catalana y han dicho: ´España se ha rendido y se ha impuesto el juego del Barça´. Esa es la explicación que me dan a mí o a ellos mismos. La Selección está equilibrada para que todo el mundo pueda verse reflejado. La Federación cuando plantea cosas de estas recibe presiones, mínimas, pero buscan que todo el mundo pueda sentir que tiene un pie dentro. Yo por ejemplo me sentí feliz cuando hubo un momento en que jugábamos como Clemente.

– El sábado Cataluña se manifestaba por el Estatut y el domingo España celebraba el triunfo, ¿algún manifestante acabó celebrando el triunfo de La Roja?

– ¿Por qué no? Nadie es infeliz queriendo ser infeliz. Si tienes una oportunidad y marca el gol una persona de un equipo que tu quieres mucho, que ya te dio una Eurocopa... Ahí tienes una excusa para poder disfrutar ¿Contradictorio? Los humanos somos totalmente contradictorios y esperamos que lo seamos siempre. El día que seamos unidimensionales como decía Marcuse... ese día podemos cerrar la tienda.

– Puyol lo deja porque a su edad no aguanta tanta tensión, ¿cómo se prepara a un deportista para un evento así?

– Los deportistas de élite no son representativas del 90% de la gente que hace deporte y la preparación es distinta. La gente que está en el top sabe que tiene un tiempo muy concreto de trabajo, sabe que no les va a durar toda la vida. Y por ello tan importante como prepararles psicológicamente trabajando el estrés, el control de las emociones, la motivación... es gestionar su carrera. Cuando una persona se retira, hay más razones aparte de la psicológica: cuánto tiempo podré rendir a este nivel, podré cumplir las exigencias, me conviene más retirarme ahora que estoy en un momento cumbre o espero a que me retiren...

– ¿Los entrenadores tienen que ser también psicólogos?

– Sí, tienen que saber utilizar los aspectos psicológicos de su trabajo. Hay muchos estilos, y ninguno es bueno o malo. Ahora decimos que el entrenador A o el B es muy psicológico, pero todos lo son, porque todos gestionan personas, pero cada uno tiene su estilo. Si miras el sistema de entrenadores que a lo mejor están un poco más en la sombra, de deportes individuales como el tenis o del ciclismo, pues verás que hacen el mismo trabajo que los más visibles, como los del fútbol: todos utilizan el aspecto psicológico exactamente igual que el técnico o el físico.

– ¿Del Bosque ha copiado el estilo de Guardiola?

– Del Bosque tiene un estilo propio. Ha sido lo suficientemente hábil para adaptarlo a lo que la plantilla esperaba de él. Tiene una frase que me gusta mucho y es que cada equipo tiene sus automatismos, no solo técnicos sino también mentales: la confianza que tiene uno en los demás, hasta que punto uno se apoya en el otro... El caso de un entrenador de selección es un caso muy particular porque solo los tiene 50 días y tiene que aprovechar al máximo todos los automatismos. En el Mundial, Del Bosque apretó unos botones un momento u otro para aumentar la presión y son botones que ya existían en los clubes. En este sentido no se parece nada al estilo de Guardiola.

– Entonces, ¿no les ponía vídeos de Coldplay en el entretiempo?

– El poder mediático de Guardiola es muy fuerte, pero el uso de los vídeos está establecido desde la noche de los tiempos y entrenadores de América central y del sur los usan desde que se inventaron. Si Del Bosque los ha usado ha sido con algún plan propio suyo. A veces se utilizan porque los jugadores los esperan, porque hay un porcentaje de personas que usan los recursos emocionales para motivarse mejor para la competición. Otros tienen que simular lo emocional. Federer hizo unas declaraciones que me hicieron mucha gracia: ´He intentado enseñar las emociones, peor no me sale muy bien´. A las personas que usan los recursos emocionales, los vídeos les sirven y lo agradecen mucho porque pueden expresarse de forma libre. Otros sin embargo aguantan por la presión de grupo. Pero que dentro de un vestuario, personas mayores y maduras, puedan llorar libremente gracias a un vídeo es un regalo. En Francia 98, Bora Milutinovic entrenó a Nigeria. Antes de un partido contra España les presentó un vídeo con las familias llorando, en plan ´papá, vuelve´... Y nos ganaron. Fue como una bomba atómica dentro del vestuario.

– ¿A qué juega Del Bosque entonces?

– Nosotros hemos visto las teclas del entrenador con cambios, con declaraciones muy concretas que parecía que iban dirigadas a todo el mundo y en realidad eran para personas muy concretas. Las hemos valorado muy bien porque tiene este estilo tan tácito... Es más importante lo que hace que lo que dice, en Guardiola es al revés. Del Bosque utilizó la derrota contra Suiza como revulsivo y en lugar de activar algo, siguió con el plan A: vamos a hacer lo que yo quiero que hagamos. Si hubiera cambiado de estilo de juego, si hubiera hecho caso de lo que decían el 90% de los comentaristas y las presiones, porque en la selección hay muchísimos intereses, desde lo económico a lo identitario... Pero Del Bosque tiene muy buenos amortiguadores hacia el equipo. No cambió el plan y descargó de responsabilidad a muchísimos jugadores, cargó de presión a otros para los siguientes partidos y asumió él toda la responsabilidad. Hizo una gestión muy interesante del control, muy cercana a la de Phil Jackson, entrenador de Los Angeles Lakers. Actúan de una forma que parece que no hacen nada pero controlan.

– ¿Un portero se desconcentra porque su guapa novia esté a escasos metros de la portería?

– Los factores de desconcentración son muchos en la alta competencia, pero la probabilidad más elevada es que te desconcentres por cosas que tienes dentro de tu cabeza y no por lo que tienes fuera. Si ha llegado a este nivel, es porque ha aprendido a filtrar. Para una persona pendiente de obtener información de fuera, la selección natural dicta una muerte deportiva próxima. El verdadero problema de desconcentración está dentro tuyo.

– ¿Qué pensó del impulsivo beso en

directo del portero y la periodista?

– Me pareció magnífico. Me acordé de la película de John Huston de El hombre tranquilo, del beso famoso de John Wayne y la pelirroja irlandesa. Yo creo que Casillas también ha visto esa película. Lo más importante de un deportista de élite es que sepa manejar sus emociones en el momento adecuado y hay que saber posponer las recompensas, dilatar la descarga emocional. Si no lo haces, pierde valor todo lo que has hecho. Lo más importante para Casillas no era esa señorita que estaba en la banda, era que le habían puesto otro portero detrás. Nadie se dio cuenta, pero la polémica no era la de Telecionco, sino que en el último momento Del Bosque había apretado una tecla de estrés para él. Y no se llamaba Carbonero, sino Valdés. Le dijo ´espabila´ poniéndole una competencia detrás.

– ¿Y si hubieramos perdido?

– Nuestra generación habría confirmado aquello de ´somos los de siempre, no ganamos ni Eurovisión, estoy muy contento de haber fracasado´. Y los jóvenes se hubieran parecido más a nosotros, lo que es la pena. En estos años el deporte ha servido en España para sentir un poco de orgullo y sentir que formas parte de los logros, y eso es un plus a este nivel del deporte y a otros niveles, porque España sale en portadas de The New York Times de otras maneras que no es el deporte y más allá de los problemas económicos que tenemos ahora. Además el equipo jugó de forma paradójica: ganamos la semifinal jugando ´a la alemana´ y la final, que teníamos que ganarla por la furia, la ganamos jugando como los mejores. El quitarse esa sensación de que todo va mal es un complemento para otras actividades. Aunque tampoco creo eso que dijo el ministro de Industria de que la marca España vuelve a vender.