Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La prórroga

Presidentes de Venezuela en Balears

Presidentes de Venezuela en Balears

No todos los periodistas venezolanos han entrevistado al presidente de su país. Por tanto, quienes hemos dialogado largamente con dos presidentes venezolanos disponemos de una atalaya privilegiada para enjuiciar las primeras elecciones de Venezuela disputadas vicariamente en España. Para equilibrar el diagnóstico, conversé con el dictador Marcos Pérez Jiménez y con el demócrata Rafael Caldera.

Contemplé aquellos encuentros con presidentes venezolanos como un rasgo exótico de mi biografía, ahora resulta que estaba auscultando al país más importante del Universo. El dictador Pérez Jiménez me recibió en un sillón dispuesto como un trono, en su suite del hotel Valparaíso. Me recomendó su consideración hacia Franco, y me admitió que "quizá fui un déspota esclarecido". Cuando obtienes este autógrafo de un entrevistado, has acabado tu trabajo. Le hurgué en la democracia, de la que se escabulló con un "de nada sirven las libertades dentro de la miseria". Es el argumento que todavía refrescan quienes distinguen dictaduras y dictaduras, como si se pudiera.

La literatura universal guarda una deuda con Pérez Jiménez, porque Gabriel García Márquez lo utilizó de molde en la extraordinaria El otoño del patriarca, novela que curiosamente pulió durante una estancia en Mallorca. Para equilibrar mi perspectiva venezolana, contrapuse al general con el civil Caldera. Me aportó la clave que a buen seguro mantiene su validez para enjuiciar al país sudamericano. "Venezuela cometió errores porque se creyó el pueblo más rico del mundo".

Caldera era presidente cuando lo entrevisté. Su condición de mandatario en activo no le privó de confesar que "Don Juan Carlos fue, y perdone que lo diga, una sorpresa; no sospechábamos lo que ha significado". Entrevistando a aquel jefe de Estado, comprendí por primera vez en qué consistía el poder. Un consejero se encargaba de acomodarle primorosamente la corbata, para que no quedara desarreglado en las fotografías.

Desde sus antípodas, Pérez Jiménez y Caldera hablaban con calma sobrada, pero también he conocido al jaguar venezolano. Entrevistando a la mecenas Patty Phelps de Cisneros, acaeció su esposo Gustavo Cisneros. Me trituró la mano, me sacó los ojos con la mirada. Absorbí el encono de quienes fueron desalojados por el chavismo, vislumbré que Caracas no libra un duelo del bien contra el mal. En fin, Balears tuvo un president de Venezuela durante ocho años. Se llamaba Francesc Antich y nació en Caracas. Esa casualidad lo desaconsejaría hoy para el cargo.

Compartir el artículo

stats