­Si gana las elecciones y gobierna de nuevo, José Ramón Bauzá promete bajar los impuestos que el mismo subió, eliminar el Impuesto de Patrimonio "injusto" que él en persona implantó, reducir un 20% la parte variable del canon de agua que su Govern disparó, y cumplir la promesa incumplida desde hace cuatro años de reformar Son Dureta para hacer allí un "complejo de media estancia, con residencia hospitalaria y centro de salud". Todo después de afirmar que "en política la credibilidad es fundamental y en el PP la tenemos".

Antes el president se había subido al escenario al ritmo trepidante de una música que hacía pensar que quien comparecería sería el mismísimo Gladiator. Pero no, era José Ramón Bauzá, que escogió lo más alto de la urbanización más lustrosa y de vistas más privilegiadas de Costa d´en Blanes para presentar el programa electoral con el que concurre a las elecciones del próximo 24 de mayo. Le arropaban algunos de los altos cargos del Govern, junto a líderes como José María Rodríguez y candidatos como los que presenta el PP a las alcaldías de Palma y Calviá. A unos y otros les pedía lo mismo que hace cuatro años: que peleen pueblo a pueblo, barrio a barrio, para difundir el programa que Bauzá dice que, esta vez sí, va a cumplir, "ahora que la situación de las cuentas públicas lo permite", matizaba Bauzá, que se volvía a olvidar de que el último año duplicó el déficit permitido y se gastó 450 millones más de los que ingresó.

Pero no era el día de hablar de deudas. Ayer tocaba hablar de "las 624 propuestas que incluye el programa". "No os las diré todas porque os quiero más que eso", decía a los simpatizantes del PP presente. A los ciudadanos en cambio amenazaba con aplicarles las 624. "Las cumpliré todas". Y eso incluye la vuelta del trilingüismo, que no del TIL. Las tres siglas parecen definitivamente muertas. Bauzá por lo menos no las usa. Aunque sigue en sus trece: asegura que "ya nadie discute que la educación pública deber ser trilingüe, que los niños tienen que saber castellano, inglés y nuestras modalidades lingüísticas", el cliché con el que el president evita silabear la palabra "catalán". Para revitalizar su proyecto educativo, hace cuatro años llamado "autopistas de la educación", Bauzá promete que si gana, lo primero que hará será "aprobar una ley de educación", que no se hará "en contra de nada, ni de nadie, solo a favor de los niños". "Queremos una educación basada en el consenso y el respeto, porque en las escuela se enseña, pero en las casas se educa", decía el president, en una frase que suscribirían los más acérrimos opositores a la asignatura de religión.

Empleos por millares

Más promesas. Por ejemplo, en una comunidad en la que cuatro de cada cinco contratos que se firman son temporales y a tiempo parcial, José Ramón Bauzá se compromete a "crear 40.000 nuevos puestos de trabajo estables en los próximos cuatro años, con contratos de ocho horas al día y 40 horas a la semana". Todo un reto para un president cuya legislatura concluye con 10.000 puestos de trabajo más, pero muchas menos horas trabajadas en total al año en un mercado de empleo cada vez más precario. "Nunca se había creado tanta ocupación como ahora", presumía Bauzá. Y sonaba bien, solo que el dato es falso: en 2005, 2006, 2007, según datos de la Seguridad Social, se crearon bastantes más empleos que en los últimos dos años, por poner un ejemplo sin rebuscar demasiado. ¿Cómo impulsará 40.000 empleos en la comunidad de los 130.700 parados? Pues "generando puestos de trabajo especializados, que aumenten la productividad y la competitividad de las empresas, con Formación Profesional y formación dual".

Y a otra cosa. Como la sanidad, que no es poca materia. Por allí andaba el conseller del ramo, Martí Sansaloni, que se filtraba discretamente entre el público (unas 200 personas), tras haberse bajado de las listas del PP al Parlament. Desde la tranquilidad del anonimato escuchaba al president decir que, ahora sí, va a reformar Son Dureta. Lo iba a hacer hace cuatro años, pero no se podía, excusa. "Ahora la economía hace viable hacerlo", más allá del déficit disparado y los 8.300 millones de deuda que lega Bauzá. También lega una lista de más de 60 impuestos y tasas subidos o de nuevo cuño, a los que dedicaba un capítulo especial. Tras declarar sus propios tributos "injustos", el aún president prometía bajar el Impuesto de Transmisiones (él lo subió) y el de Actos Jurídicos (también lo subió él), aunque solo para estimular la compra de vivienda: planea un tipo reducido de transmisiones para primera vivienda de menos de 200.000 euros, y con el mismo límite, un impuesto de actos jurídicos más bajo. Bauzá cuenta además que eliminará el impuesto a patrimonios de más de 800.000 euros, que él mismo implantó en 2012.

Así que Bauzá promete desandar lo andado. Aunque el president cree que ha hecho las cosas bien y advierte sobre todo de los riesgos de darle la espalda para ponerse en manos de "inexpertos". "Lo nuevo no tiene experiencia", decía, cuatro años después de presentarse a las elecciones como un renovador que nada tenía que ver con la política de siempre. Ahora el discurso es otro: "Poner el futuro en manos de inexpertos es un riesgo, la inexperiencia se paga". Luego volvía a sonar Gladiator y Bauzá comenzaba una jornada digna del caballo del héroe de la película de Ridley Scott: el president protagonizó mítines en Marratxí, Muro, Llubí e Inca. La campaña se acelera.