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La herencia de Bauzá

Más de 400 millones en facturas pendientes

El president que hasta el último día ha justificado su gestión en "la herencia recibida" deja a quien recoja su testigo un déficit de más de 450 millones, cientos de millones en pagos pendientes, nóminas sin cobertura presupuestaria, un sistema público debilitado por los recortes, una peor financiación estatal de las inversiones públicas y una deuda de 8.345 millones

José Ramón Bauzá, president del Govern.

Tras cuatro años justificando sus más 60 subidas de impuestos y tasas y un sinfín de recortes apelando siempre a la "herencia recibida" de sus predecesores, el president Bauzá cerraba la legislatura hace un mes acudiendo al Parlament para explicar que durante el pasado año incumplió el déficit permitido y gastó 450 millones más de los que ingresó por culpa de, ¿adivinan?, "la herencia recibida". Y entre herencia y herencia, la legislatura se acaba y hay elecciones el 24 de mayo. Toca pues analizar cuál es la herencia que lega el president que más se ha quejado de la herencia.

Empecemos por la opinión presidencial, aunque sea por protocolo. ¿Qué cree el president que lega? Él mismo lo decía esta semana: "Las cosas han cambiado. El que tenga la próxima responsabilidad de gobierno no tendrá que preocuparse por pagar las nóminas, ni por hacer frente a facturas sin pagar, tendrá acceso al crédito". Fantástico, pero, ¿es cierto? Sí, pero solo lo del crédito: gracias al fondo de rescate creado por el Gobierno Rajoy, Balears tiene préstamos a intereses bajos con los que financiar su día a día.

¿Y el resto? ¿El que entre en el gobierno después de las elecciones no tendrá que preocuparse por las nóminas, ni hacer frente a facturas sin pagar, como dice Bauzá? Ojalá fuera así, pero la realidad es que habrá facturas sin abonar y nóminas para preocuparse. Lo certifican los datos de ejecución presupuestaria publicados al cierre de 2014 por el Ministerio de Hacienda, que documentan que el Govern de Bauzá debería haber acabado el año pagando facturas por valor de 4.235 millones de euros, pero solo puso 3.828 millones. Así que, ya para empezar, el próximo Govern se encontrará con 407 millones en facturas pendientes de 2014. Eso sí, los bancos pueden estar tranquilos: a ellos se les pagó hasta el último céntimo.

Lo que queda por cobrar son facturas de los capítulos de inversiones (obras y similares), gasto corriente (por ejemplo el que se usa para pagar el mantenimiento de centros educativos como los que en los últimos meses han sufrido hasta caídas de techo) y transferencias (que es con lo que se sufragan las ayudas a la dependencia, o el dinero del que viven colegios concertados, asociaciones que prestan servicios básicos a la comunidad, y empresas públicas que sostienen el entramado de bienestar).

¿Tendrá que preocuparse además el próximo que llegue por las nóminas? Dice Bauzá que no, pero tampoco es cierto. Un ejemplo más: hace dos semanas, el president Bauzá se comprometía a pagarle a esos médicos que en su día hicieron una manifestación de batas blancas ante el Consolat 6,6 millones de euros adicionales este año, como compensación por el complemento de carrera profesional que les arrebató a principios de legislatura. Problema: ese dinero no estaba en el presupuesto de personal, así que el que llegue tendrá que sacar euros de otras partidas para pagar las nóminas de este año. Y las del que viene, cuando la decisión preelectoral costará nueve millones.

Se trata de una coincidencia curiosa, casi hilarante, si no fuera por la gravedad del asunto: lo mismo ocurrió con los pluses de los médicos al final de la anterior legislatura, con el Pacte. Y no es el único desfase de último minuto: Bauzá llegó a aprobar tres modificaciones de los presupuestos para este año un mes después de aprobar las cuentas, recién nacidas y ya descuadradas. También quedan pendientes de pago salarios de la concertada, y complementos como los sexenios de los profesores. Lo gestionará el siguiente. Que también deberá lidiar con un déficit que está lejos de estar controlado. Otro ejemplo, también con datos públicos: en febrero, el déficit acumulado de Balears en lo que va de 2015 ya era un 46% superior al del año pasado, y eso que en 2014 Bauzá ya acabó incumpliendo el objetivo. Mientras tanto, el resto de comunidades han rebajado un 54% en ese mismo período su desvío entre ingresos y gastos%.

Sufrir para llegar al mismo sitio

Con lo que el control del déficit será el primer problema grave que herede el que llegue, que además tendrá que hacer frente al descuadre con unos servicios públicos peor dotados, con listas de espera disparadas, cientos de profesores menos y un buen número de servicios públicos en mínimos por los recortes. De hecho, sigan la cuenta en números redondos, que se las trae. El Govern Bauzá heredó un déficit disparatado en 2011: el Pacte legó un desfase de 900 millones, es decir, gastó 900 millones más de los que ingresó en ese año 2011 (Bauzá tomó posesión en junio, pero con los presupuestos hechos). Empezó la operación tijera. Subidas de impuestos a mansalva (desde los 4,8 céntimos por litro que contribuyen a que los baleares paguen la gasolina más cara del Estado, a subidas de canon de agua tan costosas para negocios como los hoteles que dejan a la ecotasa en el rango de chiste), despidos en empresas públicas, eliminación de profesores y sanitarios, cierre de resortes ligados a la protección social de dependientes y excluidos, rebaja brutal de las ayudas a quienes han dado de comer a quien nada tenía en crisis... Fueron años de manifestaciones casi semanales, desde concentraciones de batas blancas y sillas de ruedas a mareas verdes.

Volvemos pues a la cuenta: Bauzá hereda 900 millones. Por el camino, entra plenamente en vigor (ya en 2011), el modelo de financiación pactado por el presidente Zapatero y el president Antich, que según datos del Gobierno Rajoy, reporta a Balears 450 millones adicionales. Con eso, de repente, los 900 millones de agujero legados de Antich a Bauzá se reducen a 450. Quedan 450 millones por corregir. ¿Con qué déficit cerró Bauzá el año 2014? Pues 450 millones. Tantos esfuerzos para seguir en el mismo punto. Aunque solo en 2014, año preelectoral. En 2013 el Govern logró el hito de cumplir por primera vez un objetivo de déficit. Las elecciones aún estaba lejos y no tocaba abrir la mano para contentar votantes. Desde entonces, y conforme se acercan las urnas, el desfase solo ha crecido. Y mucho. Que Bauzá y su equipo económico fundiesen en 2014 un total de 450 millones más de los que ingresaron supone que Balears casi duplicó el desfase permitido. Y significa que el agujero sigue creciendo, como crecen los intereses que hay que pagar para seguir financiándolo.

Ese es otro punto a analizar del legado de Bauzá. La deuda. Esa bola de nieve que solo ha crecido durante esta legislatura. El president que prometió que haría como una familia y gastaría solo lo que ingresase, en realidad ha generado más de mil millones de agujero presupuestario acumulado en cuatro años. Por el camino ha dado cobertura a facturas del pasado pendientes, convirtiendo en deuda con los bancos lo que era deuda con proveedores. Es decir, Bauzá ha financiado el desfase, en vez de cerrar un agujero que, por otro lado, parece imposible de cerrar. Entre una cosa y otra, la legislatura del PP comenzó con una deuda de la comunidad con los bancos de 5.189 millones de euros y acabará con 8.345 (7.774 en la administración balear, 114 en las empresas públicas y un déficit de 457 millones de 2014). Aunque se veían venir: este diario ya advirtió en 2012 que Bauzá cerraría la legislatura con más de 8.000 millones de deuda. El Govern puso el grito en el cielo. Finalmente serán esos 8.345 millones. 3.156 millones más que hace cuatro años. Con lo que desde que llegó Bauzá la deuda ha crecido en 2,2 millones de euros al día.

Sin modelo de financiación

¿Cómo reacciona el Govern a este legado? Pues diciendo algo que no deja de ser también curioso: es "un problema de ingresos". La gracia está en que es lo mismo que decía el socialista Antich para excusarse. No despilfarramos, nos falta dinero. El argumento es, una vez más, que Balears está mal financiada. Fatal, dicen. ¿Lo está? Pues sí, teniendo en cuenta lo que aporta, sí: la segunda comunidad que más entrega por habitante al Estado y al sistema autonómico (tras Madrid) es la novena a la hora de recibir, quedándose justo en la media.

Así que Bauzá empezó la legislatura diciendo que había que ajustarse el cinturón como las familias para no gastar lo que no se tiene, y la acaba diciendo que a las islas les faltan ingresos. ¿Solución? Negociar un nuevo modelo de financiación. ¿Ha logrado algo Bauzá al respecto? Pues no. Nada. Cero. Y ese es también su legado: Bauzá es el primer president balear que no logra mejorar la financiación para las islas. Aunque ninguno tuvo que hacerlo en un momento de crisis tan intensa. Al president no le gusta lo que hay, pero no ha logrado cambiarlo.

Adiós a las estatutarias

¿Qué ha conseguido Bauzá? Pues lo leían esta semana: tras ocho años en los que se tendría que haber redactado un nuevo régimen especial para Balears, el president presentó a un mes de las elecciones un nuevo sistema que esencialmente priva a las islas de millones en inversiones estatutarias para obtener a cambio desgravaciones que acabarán beneficiando al 5% de las empresas y autónomos. ¿Éxito o fracaso? Bauzá se siente "histórico"; la oposición le contesta que le han dado "una miseria". Y el hecho es que, a cambio de unos 120 millones en subvenciones solo a los empresarios que puedan permitirse invertir, Balears renuncia a entre 300 y 500 millones al año en inversiones públicas. Servían para financiar desde la limpieza de torrentes a depuradoras, pasando por reformas como la abandonada en la Platja de Palma. Ahora ese tipo de trabajos se afrontará con recursos propios. Es decir, pagan los contribuyentes de las islas. También ese es el legado de Bauzá. La herencia que recibirá el siguiente.

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