Para conocer el riesgo de los mercados financieros tenemos el VIX, índice de volatilidad del CBOE (Chicago Board Options Exchange) que refleja una estimación de volatilidad y es muy seguido por los agentes del mercado. De forma coloquial se le llama "índice del miedo" visto que refleja el nerviosismo de los mercados. A mayores niveles de este índice mayor riesgo en el mercado.

Durante el pasado año, en que la mayoría de índices de renta variable experimentaron importantes avances, el VIX se mantuvo en niveles muy bajos, entre los 10 y 15 puntos. Situación ideal para todo inversor en que los continuos avances de los activos financieros se producían en un entorno de calma, es decir, de muy baja volatilidad. En el reciente mini crack de inicios de febrero el VIX se disparó hasta cotas superiores a 35 puntos recordándonos que ese entorno tan plácido del 2017 tocaba a su fin.

Es difícil saber cuál fue la causa principal de las caídas bursátiles del pasado día 5 de febrero, quizá fuese una conjunción de varios factores entre los que yo destacaría las altas valoraciones (el índice S&P 500 se revalorizó un 235% desde el primer trimestre del 2009 hasta los recientes máximos de enero) junto al tono más duro de la FED americana que apuntaba a un mayor ritmo de subidas de tipos en Estados Unidos. En cualquier caso, estas caídas de las bolsas y subidas de la volatilidad, aunque dolorosas, nos vienen muy bien para recordarnos que la renta variable nunca sube de manera lineal de forma continuada y que en momentos de ansiedad (más habituales después de fuertes subidas) se pueden producir correcciones más o menos intensas. A mi entender, lo más importante en estos casos e saber si estos recortes intensos son un cambio de tendencia o simplemente una corrección técnica que deja el fondo alcista intacto.

Viendo que los fundamentales de la mayoría de economías mundiales están en un momento dulce con crecimientos globales estimados de alrededor del 4% y que las crecientes caídas no fueron producidas por un evento negativo económico o geopolítico soy de los que piensan que estamos ante una corrección y no ante un cambio de tendencia. Eso sí, la volatilidad ha vuelto y probablemente no se volverá a la placidez del 2017. Y si estos riesgos de la economía financiera no acaban afectando a la economía real, 2018 debería ser otro año positivo para los mercados financieros, aun sabiendo que los bancos centrales se irán retirando paulatinamente y por tanto no nos darán ese apoyo tan omnipresente de los últimos años. Si el apoyo viene ahora de la economía privada habremos avanzado otra casilla en la mejora y normalización de la actividad económica mundial.

* Economista, socio de EthicalSLM y director académico de ISEFI