Pau Garcia-Milà, convertido a sus 23 años en un fenómeno mundial por haber descubierto –antes que ninguna de las multinacionales que ahora comercializan sus clouds– un sistema para trabajar "en la nube" a través de Internet, fue el protagonista de la jornada Santa Eulària Emprén, dedicada a actividades empresariales emprendedoras y que organizó el Ayuntamiento y Joves Empresaris.

—¿Cuál es la idea central de su conferencia, que lleva el título de su libro Tot està per fer: Quan el món s´enfonsi, fes-te emprenedor?

—Lo que suelo transmitir en las conferencias siempre gira en torno a que una persona, con una idea, puede hacer muchas cosas. E intento demostrarlo a partir de ejemplos reales. Hay muchas excusas para no hacer cosas, porque hay gente que dice que solo se pueden hacer desde Estados Unidos, o desde China, si es el sector textil... hay muchos lugares, pero nunca es aquí. Yo siempre digo que desde cualquier lugar del mundo, gracias a Internet y a que no hay fronteras, se pueden iniciar grandes cosas. Yo defiendo que no hay excusas para no hacerlo.

—Su propia experiencia, eyeOS, parece ser un ejemplo de ello.

—La nuestra es una, pero no es ni mucho menos la única. El hecho de que se vea que no somos personas especiales, ni muy buenas estudiantes, ni genios, sino gente normal, transmite a la gente ganas de hacer cosas. Lo único que tenemos son muchas ganas de trabajar y de no parar nunca, de hacer cosas todo el tiempo.

—¿En qué consiste su hallazgo?

—Muy sencillo. Hemos inventado un escritorio web que permite que la gente trabaje (con las cosas que tiene en su propio ordenador) desde cualquier lugar del mundo con cualquier cosa que se conecte a Internet. Si usted me deja un ordenador, yo podré seguir con todo el trabajo que estaba haciendo ahora en el mío, y cuando lo apague no quedará ningún rastro de lo que he estado haciendo.

—¿Trabajar "en la nube" será el final de los discos duros?

—Bueno... De los discos duros no, porque los datos estarán en algún sitio, pero será el final de los discos duros que cada uno tendrá en su ordenador, que serán ineficientes, porque estarán concentrados en el lugar donde han de estar los datos.

—¿Ha sido difícil de materializar esta idea, aparentemente sencilla?

—Bueno, no ha sido muy sencillo, porque ha tenido unos años de dificultad, pero una vez nos pusimos a ello, sabíamos que acabaríamos haciéndolo, porque solo dependía de nosotros. Ahora ya estamos en 80 países.

—¿Qué clase de empresas usan este invento?

—Ahora mismo, uno de nuestros principales clientes es un banco de Suecia, compañías de software de Singapur y EE UU; en España hay administraciones públicas y empresas que lo usan...

—Tiene usted una definición de lo que es ser emprendedor, basada en una frase de Ghandi.

—Sí. Ghandi decía hace tiempo que primero te ignoran, después se ríen de ti, luego luchan contra ti y finalmente acabas ganando. Lo interesante es cuando empiezan a hablar contigo, porque es cuando empiezas a competir. Y ello significa que estás a punto de ganar.

—Pero ideas brillantes las tiene mucha gente, y en cambio no son todas las que triunfan automáticamente.

—No, pero es una cuestión de perseverancia. Claro que la mayor parte no avanzan, porque, si no, estaríamos en un mundo donde cada día compraríamos cosas nuevas. Lo que pasa es que, al final, el éxito es cuestión de estadística y quien triunfa es porque no ha parado de trabajar hasta triunfar. Y la suerte es igual: no parar, no parar, no parar, hasta que alguna vez irá bien.