Casi cuarenta años han tenido que pasar para que Mallorca y Atlético Baleares disputen un partido con los rojillos como locales. Es en Segunda B, es verdad, pero no deja de ser un derbi que reúne todos los alicientes entre los aficionados de uno y otro equipo. Ambos conjuntos necesitan la victoria, el de Moreno para romper una racha negativa que es más que preocupante; el de Melgarejo para empezar a escalar posiciones y abandonar la zona de mediocridad en la que se encuentra. Como en el partido de ida, no está de más recordar que estamos hablando solo de un partido de fútbol. Nada más. Un espectáculo creado para disfrutarlo. Y, pese a todo, un Mallorca-Atlético Baleares lo es.
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Análisis