Los atletas mallorquines, y más concretamente los palmesanos, deberían estar de enhorabuena esta semana tras conocerse la intención de Cort de dotar por fin a Palma de una pista de atletismo y acabar así con la falta de una instalación de este tipo en una isla en la que, pese a haber destacados deportistas en la especialidad, no hay ni media docena de recintos para entrenar y o competir.
La realidad ahora mismo es de lo más oscura. El Ayuntamiento ha permitido que el Real Mallorca -por la vía de los hechos consumados- haya hecho desaparecer la operatividad de la pista del estadio de Son Moix. La que había en San Fernando murió cuando la Universiada y de su sustituta nunca más se supo. Hubo un proyecto para hacer una pista cubierta en el Palma Arena, pero nadie se dio cuenta, hasta que fue demasiado tarde, de que no era compatible con el velódromo, a pesar de que en ese momento los máximos gestores del deporte eran dos personas relacionadas con el atletismo. Queda solo la pista del Príncipes de España, que gestiona el Govern y que se utiliza no solo por los atletas federados sino también por abonados y hasta por opositores a cuerpos como bomberos o policías.
En el resto de la isla la situación no mejora. Magaluf tiene una pista cuyo tartán precisa ´ma de metge´ y su responsable, el ayuntamiento de Calvià, o no sabe o no contesta. Nos queda apenas la pista de Torre dels Enagistes en Manacor y otra en Capdepera. Para más inri, el proyecto de pista que se pensaba llevar a cabo en Felanitx se ve amenazado por la intención de construir en su solar un hospital público para crónicos y dependientes. Las protestas del colectivo atlético no se han hecho esperar, pero a buen seguro que el ayuntamiento valora más los votos de la creciente Tercera Edad, que la de los jóvenes atletas. Veremos.
Así las cosas, el anuncio del departamento de Susanna Moll debería ser una luz de esperanza, pero si uno profundiza en los detalles ve que en todo ello hay mucho humo y poco más que ganas de agradar. Para empezar, y es lo más importante, no hay financiación asegurada. El pagano, piensan en Cort, debería ser el Govern sí o sí. O bien a través de uno de los proyectos que se financian gracias a los impuestos de la ecotasa, o bien con el dinero que se ha de asignar a Palma por la Ley de Capitalidad. En el primero de los casos, la instalación debería ubicarse en una zona turística, de esas que eufemísticamente se califican como maduras.
El lugar ideal para ello era la más cercana a la zona de s´Arenal y se barajó la posibilidad de colocarla en unos terrenos situados junto al polideportivo Toni Servera, pero parece ser que no cabe.
La otra opción es la zona adyacente al estadio de Son Moix, todo un descubrimiento que no es tal. Los responsables políticos de Cort no han tenido que estrujarse para nada la cabeza, simplemente han debido desempolvar un proyecto que tiene más de una legislatura y que incluso ya tenía estructurado un plan para que la actuación se llevara a cabo en varias fases, con la financiación anual correspondiente casi completamente detallada. De aquello nunca más se supo hasta hoy y puede que ahora tampoco se vaya más allá.
Alerta ámbar y roja
En lo futbolístico, dos colores de luces para los equipos mallorquines. Ambar para el Mallorca que, pese a salvar un punto, ve por tercera semana que no es capaz de ganar el partido y cómo sus rivales empiezan a saber cómo se les puede jugar para no perder. Y la luz que se ha encendido en el Atlético Baleares es de color rojo, después de un nuevo tropiezo en Son Malferit con tintes de tragedia, pues la derrota llegó en el último tramo en forma de remontada del Cornellà. Los de la Vía de Cintura merecieron más, pero la realidad es que no se da con la tecla para cambiar el rumbo.
