Lo que hará la regidora d'Esports en el pleno del próximo día 26 es aplazar un problema de difícil solución. Lo que ha hecho es quitarse una piedra del camino y ganar un poco de tranquilidad tras el revuelo que ha causado las intenciones de Cort de cobrar a los clubes por utilizar las instalaciones públicas. Se avecina una vuelta de las vacaciones caliente porque, a priori, nadie parece estar dispuesto a ceder. El tema de la seguridad en el control de acceso a los polideportivos suena a excusa barata. La medida supone un doble costo para las familias, que ya abonan su cuota a los clubes para pagar a los entrenadores y otros gastos que se generan.
La realidad es que al final siempre acaban pagando los mismos, el pueblo llano, la gente de a pie, la clase trabajadora. Es difícilmente defendible la postura del Ajuntament, presuntamente progresista y que debería promover la prática activa del deporte, que es un derecho del ciudadano. Ya está la situación lo suficientemente complicada para que, además de los muchos gastos cotidianos a los que tienen que hacer frente las familias, tengan que pagar más por practicar deporte. Dan ganas de decirles que corran ellos.