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Análisis: Al examen de septiembre, por Ricard Cabot

Lo que hará la regidora d'Esports en el pleno del próximo día 26 es aplazar un problema de difícil solución. Lo que ha hecho es quitarse una piedra del camino y ganar un poco de tranquilidad tras el revuelo que ha causado las intenciones de Cort de cobrar a los clubes por utilizar las instalaciones públicas. Se avecina una vuelta de las vacaciones caliente porque, a priori, nadie parece estar dispuesto a ceder. El tema de la seguridad en el control de acceso a los polideportivos suena a excusa barata. La medida supone un doble costo para las familias, que ya abonan su cuota a los clubes para pagar a los entrenadores y otros gastos que se generan.

La realidad es que al final siempre acaban pagando los mismos, el pueblo llano, la gente de a pie, la clase trabajadora. Es difícilmente defendible la postura del Ajuntament, presuntamente progresista y que debería promover la prática activa del deporte, que es un derecho del ciudadano. Ya está la situación lo suficientemente complicada para que, además de los muchos gastos cotidianos a los que tienen que hacer frente las familias, tengan que pagar más por practicar deporte. Dan ganas de decirles que corran ellos.

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