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Análisis

El tiburón y el pececillo amarillo

El mundo vive de rodillas ante Valentino Rossi. Y no puede ser ¿verdad? Que tanta gente esté equivocada. El Mundial quiere, se desvive, porque el Doctor sume su décimo título con 36 años. Porque sería algo muy grande y porque contribuiría, aún más, a que el icono de las dos ruedas convierta su gesta en la madre de todas las batallas. Porque derrotaría a tres generaciones a la vez: la de Pedrosa (30 años), la de Lorenzo (28) y la de Márquez (22). Pero me temo que sin hablarlo ¿O lo han hablado? Los tres españoles, que tienen poquísimas cosas en común, sí, sí, claro, la velocidad por supuesto, están de dulce en el momento en que Rossi afronta la recta final de su gran reto. Se lo temía, pero ayer recibió la confirmación en Aragón: o gana carreras o estos chicos le van a dedicar los minutos de la basura, relegándolo a los puestos bajos del podio. De ahí que ayer Rossi se jugase el tipo. Y no lo logró. Lo probó, no una sino cinco veces. Y perdió.

Lorenzo, inmaculado, perfecto, mantequilla y martillo durante 23 vueltas, 322 curvas y 116 kilómetros, ganó como solo él (y, a veces, Pedrosa) suelen hacer: se apagan las luces y nace su sol. Es más, el mallorquín reconoció que, al levantarse y ver el cielo nublado, no cesó de cantar Her comes the sun de The Beatles.- "Y salió el sol". No él, aunque sí, también él, que emergió de la parrilla y se escapó. Adiós muy buenas. Le siguió Márquez, que erró, de nuevo, sumando su quinto cero en un año.

Lorenzo ya no tuvo preocupación alguna. "¿Que no? ¿Te crees que es fácil correr solo, no perder la concentración, machacar los cronos sabiendo que te persiguen?" No digo que sea fácil. Digo que es lo que hace Lorenzo: de los 38 triunfos que lleva en MotoGP, 19, es decir, la mitad los ha conseguido corriendo solo. Por eso al fácil, en su vuelta de honor, se detuvo en mitad de la pista y firmó un poster de su club de fans con la leyenda "Yes, we can". Y, luego, en el corralito, se acercó a Pedrosa y le dijo al oído: "¡Eres grande! Gracias por la ayuda". Y, mientras se subía al podio, alguien le dijo al ganador "no veas la pelea que ha tenido Dani ¡Prodigioso! ¡Vale no ha podido con él!". "Caray, no sabía que se lo había puesto tan difícil, volveré a abrazarle". Y lo hizo.

Minutos antes, al llegar al 'corralito', Lorenzo se subió en su moto y, con su mano derecha extendida verticalmente sobre su casco, ha simulado tener una aleta dorsal de tiburón. "Fue Valentino quien empezó la broma y yo la sigo. Este pececillo amarillo debe de estar ya algo más preocupado que en Misano, cuando comenzó la broma". Rossi ha recibido el pañuelo y ha replicado con caballerosidad: "Jorge está impresionante, muy cerca de la perfección, si quiere le regalo mi casco del tiburón. Él sabe que era una broma, que no era nada contra él".

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