Su condición de mejor tenista español de la historia y uno de los mejores del mundo, no confiere a Nadal la menor autoridad ni conocimiento para opinar, desde luego libremente, sobre asuntos ajenos. Esta misma semana se ha excedido notable e inoportunamente en relación a los conflictos que se produjeron en el seno del consejo de administración del Mallorca, cuyo accionariado abandonó voluntariamente y con una considerable plusvalía. Su otrora demostrado señorío aconsejaba silencio sobre cuestiones que ya no le incumben ni competen.

Por supuesto cada persona, famosa o no, tiene derecho a expresar su parecer. Distinto es es que, como escribía Ramón Aguiló no hace mucho en uno de sus artículos en DM, ni ser un pintor de fama mundial, como Miquel Barceló, le convierte en un intelectual de primer orden, ni ser un as de la raqueta, añado en el caso de Rafel, le hace más listo que los demás. Pero reconozco que este es otro debate. Lo que queremos es que se recupere plenamente y vuelva a hacernos gozar con sus lecciones...en la pista.