Joaquín Caparrós se ha puesto manos a la obra con la cantera. El técnico bermellón celebró ayer la primera sesión de tecnificación con una selección de doce futbolistas procedentes del Juvenil División de honor, los juveniles A y B y el Cadete A. Fue un día muy especial para unos chavales que se ponían a las órdenes de un entrenador de la trayectoria del utrerano. El club, sin embargo, prohibió a los periodistas que preguntaran a los jugadores por su experiencia.

Los jóvenes recibieron una lección magistral del utrerano, que trató de inculcarles su conceptos tácticos. La sesión, que se prolongó durante algo más de una hora y media, se centró en cómo moverse con y sin el el balón.

Caparrós estuvo arropado por el segundo entrenador, Luci Martín; los preparadores físicos Pep Alomar y Aurelio Ruiz; y los entrenadores de porteros Luis Llopis y Miki Garro. Tras una breve charla en el vestuario para hacer las oportunas presentaciones, cuerpo técnico y futbolistas saltaron al césped de Son Bibiloni.

Pese a que en Bilbao Caparrós reunía a los canteranos según la posición que ocupan en el campo, el utrerano optó ayer por confeccionar un once tipo con dos porteros. La sesión se inició con un calentamiento y ejercicios ejercicios específicos para cada demarcación. Al final el grupo de canteranos se dividió por la mitad y se enfrentaron en un partido de media hora de duración.

El técnico andaluz no perdió detalle de lo que sucedía a su alrededor y paró varias veces los ejercicios para corregir errores. Los chavales obedecían y miraban al preparador casi con reverencia.

La idea de Caparrós es confeccionar un equipo distinto cada semana y ponerle a sus órdenes todos los martes por la tarde –cuando el calendario liguero lo permita–. El objetivo es darles una lección de fútbol, pero también hacerles sentir importantes en el club acortando la distancia que les separa de la primera plantilla.

El andaluz nunca ha tenido miedo a contar con la cantera. En las cuatro temporadas que se sentó en el banquillo del Athletic de Bilbao asombró frecuentemente convocando a chavales de 15 y 16 años con el primer equipo. En muchos casos no se llegaban a vestir de corto, e incluso no volvían a ser convocados, pero era una manera de darles confianza haciéndoles partícipes del proyecto. El caso más sonado fue el de Muniain, al que Caparrós hizo debutar en un amistoso con el primer equipo a los catorce años.

En Mallorca la idea es hacer pedagogía, pero no hay que descartar que el ojo experimentado del preparador bermellón descubra algún diamante que pueda resultar útil para el primer equipo.

Miquel Soler, entrenador del filial, presenció la sesión. "Los chicos aprenden y yo también porque acabo de empezar. Y qué mejor profesor que Caparrós, imagina lo positivas que son estas sesiones para estos jugadores jóvenes", indicó.

"Les da mucha confianza y al menos por una vez se sienten el centro de atención. En esta época todos los jugadores del fútbol base pueden sentirse contentos porque el club mira hacia la cantera, no como antes que solo se usaba el talonario. Yo siempre se lo digo a mis jugadores del filial, que nunca como ahora han estado tan cerca de Primera División. El resto lo tienen que poner ellos trabajando en los entrenamientos", añadió el técnico catalán.