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Crítica de clásica

Exposición de maestros

Orquestra Simfònica de Balears - Auditòrium de Palma

Orquestra Simfònica de BalearsAuditòrium de Palma* * * ½Lina Larsson, soprano. Pablo Mielgo, director. Obras de Haydn, Martinsson y Mussorgski.

No hay duda de que Maurice Ravel es uno de los grandes orquestadores de la historia de la música. Maneja los colores orquestales como nadie. Por alguna cosa es uno de los exponentes más importantes del Impresionismo musical.

Lo pudimos comprobar durante el concierto que nuestra Simfònica ofreció el pasado jueves en el Auditòium de Palma y en el que se interpretó la versión para orquesta de Cuadros de una exposición, una obra inicialmente escrita para piano por el compositor ruso Modest Mussorgski, pero que ha triunfado más en su adaptación orquestal, siendo hoy una pieza del repertorio habitual de la programación sinfónica.

Ravel, como es habitual en él, pero aquí de forma más explícita, consigue que todos los instrumentos de la orquesta se impliquen en la audición, incluso en calidad de solistas en algunos momentos. Y después de escuchar a nuestros músicos, podemos decir que más que una exposición de cuadros, la cita se convirtió en una exposición de maestros, de solistas, de verdaderos intérpretes. Sería largo citar a todos los componentes, todos ellos merecedores de elogios por la calidad del resultado. Una exposición muy apetecible, en la que tuvo su papel la implicación y entrega del director, Pablo Mielgo.

Pero si esa partitura llenó la segunda parte de la propuesta, en la primera hubo dos partituras más, una obertura de Haydn, la de la ópera L’Isola desabitata, que pasó sin pena ni gloria y Ich denke Dein del compositor sueco Rolf Martinsson, una obra formada por una serie enlazada de canciones sobre poemas de Goethe, Rilke y Eichendorff y que contó con la soprano Lisa Larsson.

En esos cinco lieder, Martinsson indica que conoce muy bien dos grandes referentes, Mahler i, sobretodo, Strauss. En muchos momentos la partitura, en especial la orquestación, recuerda a piezas tan straussianas como El caballero de la Rosa o Los cuatro últimos lieder, con solo de violín incluido.

Buena dicción, voz elegante, Lissa Larsson nos dejó con ganas de volver a escucharla en el futuro. Seguro que sus interpretaciones de obras de los dos compositores alemanes citados son exquisitas.

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