El rey de la baraja llega mañana a Palma con Juan Tamariz. Magia potagia, una sesión de magia con el cartomago por excelencia que durante dos horas hará las delicias de los espectadores con sus trucos (prefiere llamarlos juegos) cargados de ilusionismo. Así, el Trui Teatre se llenará a partir de las 21 horas de magia, telepatía, buen humor, improvisación, misterio y muchas risas.
¿Qué le brindará al público mallorquín su espectáculo en el Trui Teatre?
Los espectadores disfrutarán de mis juegos clásicos pero también habrá novedades pero siempre dentro de mi estilo. Será una sesión de magia con mucho misterio y mucha risa.
Hay una participación activa de los espectadores. ¿Por qué le gusta contar con la colaboración del público?
Me encanta. Hago participar a los espectadores y también bajo al patio de butacas. Pero el que sube a participar es por voluntad propia. Los que acudan mañana no deben preocuparse porque no voy a obligar a nadie a participar ni hacer bromas si no quieren. Deben salir al escenario para disfrutar. Una de las dudas del público es si van a ver bien los juegos de cartas. No deben preocuparse porque cuando hacemos magia de cerca ponemos una pantalla y aunque estén en la fila 40, ven la carta estupendamente.
¿En Magia potagia solo habrá cartas?
No, también habrá efectos de mentalismo y efectos visuales, aunque el grueso del espectáculo serán los juegos de cartas porque es cómo me siento más cómodo, incluso habrá juegos con cartas de tamaño gigante.
¿Cuál es su mejor compañera de viaje?
Las cartas y mi mujer la maga Consuelo Lorgia que mañana presentará un efecto nuevo, que será una sorpresa pero que gustará mucho a los espectadores.
¿En magia, hay mucho de psicología?
La cartomagia o los juegos de mentalismo tienen mucho de psicología porque influye la manera de actuar del espectador, su manera de mirar, de responder...
¿ Magia potagia reunirá en el escenario magia y humor?
Obviamente. No lo llamaría humor porque no cuento chistes ni soy humorista. Diría que Magia potagia reúne alegría y risas. Lo que sí habrá es mucho misterio, asombro, magia o fascinación. El público tocará el arco de la ilusión y, a la vez, todo estará envuelto de alegría y buen humor.
A los seis años pidió una caja de magia. ¿Cómo ha mantenido la ilusión por este arte durante tantas décadas?
No tengo ni idea, pero se ha mantenido y las próximas 30 décadas voy a hacer lo mismo.
¿Qué es lo fundamental a la hora de crear un juego?
Hay que pensar en algo que sea milagroso, un milagro laico. El juego debe colmar un deseo que todos tenemos. Por ejemplo, si todos tenemos ganas de que uno se corte un brazo y se lo rompa que venga el mago, haga plum y se lo restablezca. O si tenemos la idea de gastar los bienes que tenemos en comida y se vuelvan a reproducir? Todo esto hace que este efecto que uno va a crear colme en el juego y guste a los espectadores y a uno mismo, que también es muy importante.
¿Cuál es el último juego que ha creado?
El último todavía no lo voy a presentar pero el penúltimo son juegos en los que varios espectadores participan al mismo tiempo y les coincide a todos de una forma misteriosa el pensamiento que han tenido. Se quedan pasmados. Queda muy divertido.
¿Qué tiempo puede tardar un mago en crear sus trucos?
Depende. Hay juegos en que ese día las musas están de parte tuya y en una semana te lo van susurrando y vas apuntando. En cambio, otras veces puedes tardar años porque hay alguna parte del juego que se resiste y las musas van jugando contigo y no te dicen nada.
¿Qué juego le inspira el verano?
Me inspira la aparición múltiple de cubitos de hielo entre las manos y pegaditos al cuerpo. No estaría mal este juego (risas).
Fuera del escenario, ¿cuándo le gustaría hacer magia potagia?
A mi me encanta la humanidad. Cada vez que estoy con alguien, disfruto de que se forme la magia de la comunicación y del buen rollo. Me gustaría hacer magia potagia para que no haya odio ni guerras. A ver si este Trump se nos va de paseo un tiempo.
¿Y qué truco le haría a Donald Trump?
No le haría desaparecer pero si que haría que apareciera en una isla perdida y que estuviera allí durante 30 años.
¿Para qué sirve la magia?
Nos pone de buen humor. Como todo arte, nos produce una satisfacción que no se puede expresar con palabras. Es como cuando ves un buen cuadro u oyes una buena música, te provoca una alegría interior y te produce una vivencia positiva. La magia saca al niño o la niña que uno lleva dentro. Nos gusta esta recuperación de la parte bonita de la infancia.
¿Qué momento vive la magia en España?
Vive un momento muy bonito. Ahora mismo hay una nueva generación que ya está siendo conocida fuera de España. Algunos ya son más conocidos en China, en Japón o en Estados Unidos pero van regresando y hay una generación extraordinaria.
¿Qué es lo peor que le puede pasar a un mago?
Lo peor es que pierda la ilusión, que se desilusione.
