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Entrevista

Lila Azam Zanganeh: "El fracaso de la inteligencia está vinculado al fundamentalismo y la tecnología"

Lila Azam Zanganeh, en el Hotel Barceló Formentor.

-Ha elegido El asno de oro de Lucio Apuleyo para hablar de la magia. ¿Por qué?

-Porque para mí es uno de los ejemplos más bellos de magia en literatura. Apuleyo era un estudiante de medicina mandado por su padre, que se gastó todo su dinero y se dedicó a oír las historias que se contaban en la calle y de las que sacó inspiración. Entonces ese es para mí el origen de la magia literaria. Tú oyes una cosa y al contarla la repites modificando algunos aspectos. Y esa modificación también está en El asno de oro, que quería transformarse en un ave, algo que no funcionó al estar la historia modificada.

-Nació en Francia, pero tiene ascendencia iraní. ¿Cuándo cree usted que volverá la mujer de Irán a vestirse como en la época del sha de Persia?

-Cuando mis padres vivían en Irán, las mujeres ya andaban sin shador. El padre del sha, que se marchó durante la revolución, se llamaba Reza Shah y en los años 30 ya ordenó que las mujeres se retirasen el shador. Hay que imaginar a esas mujeres en esa década y la de los años cuarenta bailando sin llevar esa prenda; es increíble. Ojalá que acontezca eso otra vez lo antes posible y que se recupere la libertad. Y yo pienso que va a suceder porque la mujer iraní es muy libre, muy educada y trabajadora. Irán no es un país árabe, es un país indoeuropeo.

-El filósofo español José Antonio Marina habla de la Inteligencia fracasada. Según usted, ¿cuándo fracasa la inteligencia?

-Yo pienso que en la época de la tecnología y la ultraviolencia ocurre como en El asno de oro, donde Apuleyo habla mucho de Isis. Cuando él está desperado y reza, Isis le salva. Para mí, existe Isis la diosa e Isis daesh. De la diosa a la ultraviolencia contemporánea, tenemos el fracaso de la inteligencia, que está vinculado a los fundamentalismos, la violencia y también a la tecnología. Este es para mí un problema muy importante e incluso un poco diabólico. El fracaso viene cuando la persona humana no está en el centro. Ahora, con los medios de comunicación, las personas no se miran a los ojos. Todo comienza allí. El filósofo Emmanuel Lévinas habla mucho de ello.

-Ha escrito El encantador. Nabokov y la felicidad. Algunos tachan a Nabokov de pedófilo. ¿Acaso se confunde esto con una pasión por la belleza, por la estética, como podría ocurrir en Muerte en Venecia?

-Por supuesto; se parecen mucho. Hay que decir que Nabokov odiaba a Thomas Mann, como odiaba a casi todos. Es un amor por la belleza, por la adolescencia. Tengo la certeza de que él no era pedófilo. Él perdió a su primer amor. Para él, ese primer amor en la floresta de San Petersburgo fue como la emergencia de la conciencia. Entonces se volvió loco pensando en la explosión de la conciencia. La obsesión con el cuerpo adolescente es también la obsesión con su propia adolescencia.

-¿Cómo definiría una alma en pena?

-En general, las almas en pena son almas con historias no acabadas. Entonces, con esa definición, todos somos almas en pena. Pienso que la literatura hace las dos cosas al mismo tiempo y por eso es interesante: Son historias acabadas e historias que nunca se acaban. Cada lector es un co-creador cuando lee una obra artística. Como escritores, somos almas en pena porque tenemos historias que nunca van a ser escritas. También pienso que las obras escritas son obras inacabadas, al no poder ser nuncas perfectas.

-¿Puede avanzarnos algo de A Tale for Lovers and Madmen, su libro que pronto veremos en las librerías?

-Es una reescritura del Cantar de Roldán, sobre el amor y la locura y la historia de un caballero que cruza 1.400 años de amor y locura. Es un libro sobre la posesión y cómo estamos transformados por la pasión y cómo esta tal vez es una de las únicas cosas que nos transfigura

-Burkini: ¿Sí o no?

-Absolutamente, sí. Yo nací en Francia y para mí el hecho se trata de una forma horrible y absurda.Si tenemos libertad para hablar y vestirnos, es obvio que una mujer, que ya tiene tantos problemas con su libertad, debe tener derecho a ir a la playa si le apetece y de la forma que quiera.

-¿Por qué lee el ser humano, básicamente?

-Yo pienso que la literatura es lo que se aproxima más a la conciencia humana. Para mí la literatura es una grabación mágica, mística y subjetiva de la conciencia. Entonces, leemos para conocernos a nosotros mismos mejor, pero también leemos porque nunca nos es suficiente la realidad, que a su vez no es realidad, porque lo que nos define como seres humanos también es la imaginación. La literatura nos permite ver las chispas de luz, de belleza, de encanto de la vida.

-¿Qué religión profesa?

-Fui a una escuela católica en Francia y me convertí en una católica ferviente y mi mejor amiga era judía. Tengo un vínculo especial con la fe, pero no con ninguna religión en particular. El dogma no me interesa; solo lo que hay en el corazón.

-La tecnología, hoy miembro del club de la obsolescencia programada. ¿Ocurre lo mismo con los libros?

-No escribimos necesariamente para durar; lo hacemos para preguntarnos cosas, para abrir caminos de belleza. Si hay hombres, habrá nuevas historias que contar.

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