Traduzco un refrán americano: Si no está roto, no lo arregles. En su enconada rivalidad con Marvel, la editora/productora de cine DC ha intentado imitar a Los vengadores y arrancar la franquicia de una Liga de la Justicia que traerá más capítulos. Primer paso, juntar a sus dos jugadores estrella.
Primer paso, primera derrapada: Tanto Batman como Superman tienen por separado muchísimo más cuajo, millas y éxito que Iron Man, Hulk, Thor y Capitán América. Son dos gallos, dos machos alfa con mundos y entornos muy diferenciados y consolidados. Juntos son agua y aceite. Batman en Metrópolis es un pez fuera del agua, un injerto. Además, para mantener el interés en unas larguísimas (¿justificadas?) dos horas y media, los guionistas han forzado mucho las diferencias entre ellos para que arranquen por separado, después se enfrenten por recelos y muy al final se unan contra el pérfido Lex Luthor. Superman siempre ha hecho de poli bueno, salva gente de catástrofes o accidentes y sólo cuando un villano amenaza a la ciudad entera recurre a la violencia. Batman en cambio ha ido derivando hacia Harry el Sucio, un filofascista y sofisticado matón autónomo con el que cuesta cada vez más empatizar. La confluencia de rumbos de B y S es atrabilada, rasposa. El guión, como he dicho, es largo, complejo, con impostados brotes grises de existencialismo. La banda sonora, como ironiza un colega, despertaría a Wagner de su tumba, horrorizado. La producción, los efectos especiales, la fotografía, son apabullantes. Lo mejor, o lo único potable para espectadores no entregados, son las actuaciones de los secundarios Jesse Eisenberg, Jeremy Irons y Amy Adams.
Batman contra Superman-El amanecer de la justicia
Estados Unidos, 131 min.
Director: Zack Snyder. Actores: Henry Cavill, Ben Affleck, Jeremy Irons, Amy Adams, Gal Gadot. Cines: Augusta, Ocimax, Porto Pi, Cinesa Festival Park, Multicines Manacor.
