En los conciertos en los que al final se ponen a la venta los discos de la formación protagonista del evento es muy fácil determinar el grado de satisfacción del respetable. Basta cuantificar el número de personas que quieren comprarlos.
El pasado martes, después del ecléctico recital de Cantabile, la cola para adquirir alguno de los CDs del cuarteto londinense era notable. Esperar para comprar y luego esperar para obtener una dedicatoria de alguno de los miembros del grupo vocal. Satisfacción pues en grado sumo.
Y es que Cantabile engancha, seduce, atrae. Su sentido del humor, británico naturalmente, conecta con el auditorio que siempre sale contento de sus espectáculos en los que se une la calidad musical con la chispa.
Cantabile funciona muy bien en todos los registros, tanto si interpreta música del Renacimiento (la canción O Sing Joyfully de Adrian Batten resume perfectamente todo el recital) como si versiona un tema de los Beatles. Vocalmente afinados, sin director aparente, los cuatro miembros consiguen cantar ajustadísimos; sus finales de cada canción se esfuman con precisión relojera. Tallis, Dowland, Monteverdi alternan con Manhatan Transfer, Billy Joel, Adele, Frank Sinatra o Neil Young.
Dosis de frescura vocal a la que se añade un esfuerzo notable por explicar las composiciones ¡en catalán!
Tarde deliciosa, con casi dos horas de buena música, sin fronteras y en la que se demostró una vez más que el arte no está reñido con la diversión.
Cantabile
CaixaForum de Palma
****
Del madrigal a McCartney
08-03-16
