En su sexta convocatoria, el Drap Art (Festival Internacional de Reciclaje Artístico), que vuelve a irrumpir en Barcelona, ha invitado a Carles Gispert. El artista mallorquín instaló ayer su acción urbana RetroProgrés en el corazón de la ciudad: el patio de Les Dones en el Centre Cultural Contemporani de Barcelona, –el CCCB apoya este encuentro–, en la plaza dels Àngels del MACBA y en el Born.

Aquellos coches "tomados por la naturaleza", como indica Gispert, ya suscitaron expectación en su estreno en la Nit del Art del 2008. A partir del enunciado de Salvador Pániker, acerca de la inutilidad, del desfase de un "objeto que contamina" y que pese a todo "ocupa el espacio público" como es el coche, Gispert trenza su intervención artístico-social.

"Me sirvo de las plantas como metáfora de que la naturaleza desborda a la máquina, la devora y de este modo, regresamos apunto de partida, al origen", señala.

Sus vehículos, conseguidos en chatarrerías, son una suerte de urban-art a las que en esta ocasión Gispert le hubiera gustado convertir en un "coche gallinero".

"Reclamo la calle, un espacio público que, sin embargo, es tomado por los coches y que si ocurriese igual con las personas, vendría la polícia a disolverte como ha ocurrido en ciudades europeas donde vecinos del barrio se dan cita para reunirse, cada uno con su silla, y son disueltos".

De ahí que su planteamiento artístico linde con una clave social "cargada de humor" que busca mover la mirada del espectador. "Se trata de repensar el uso del espacio público, cedido a los coches y que provoca la erosión del barrio, la plaza, en definitiva, la ciudad".