Fue una ceremonia íntima, familiar, pero cargada de sentimiento. Tras unos meses de prueba, los nuevos niños cantores del Col·legi Sant Francesc recibieron ayer sus túnicas y entraron a formar parte de la agrupación en el transcurso de un acto que llenó la Basílica de música, paz y fraternidad. El grupo, arropado por familiares y profesores del centro, ofreció un breve concierto que satisfizo a los numerosos presentes.

Eran las ocho y media de la tarde cuando una multitud de jóvenes salía en formación de uno de los laterales de la Basílica de Sant Francesc mientras Arnau Reynés hacía sonar el rehabilitado órgano. Unos vestían túnica blanca y otros, los más pequeños, con edades de entre siete y ocho años, iban con el uniforme del colegio. Una vez sentados en sus bancos, Gregori Mateu dirigió unas palabras a los niños, a los que llamó "valientes y generosos porque dáis al Señor parte de vuestro tiempo libre" para dedicarlo al canto.

En su homilía, Gregori Mateu elogió la labor de Fra Antoni Riera, fundador de coro de los Nins Cantors en 1965 –"tu vida ha sido un canto al Señor", le dijo–, y afirmó que "un pueblo que canta es un pueblo feliz".

"Cantar con el corazón, porque el verdadero canto no se hace con la boca, sino con el corazón. Si cantáis a Dios, Él os protegerá", aseguró.

Tras la intervención del celebrante, los padrinos, Maria Pastor Bauzà y Fernando Ivars Ballester, subieron al altar. Empezaba así el acto central de la ceremonia. El cantor Xiscu Arbona, director del Cor de Pares i Mares de Sant Francesc, cargo que ocupó tras el fallecimiento de Francisca Alomar, llamó uno por uno a los aspirantes, que acudieron al altar en compañía de sus padres, quienes luego se retiraron.

En el altar tuvo lugar la imposición de las túnicas, según el ritual de la Federación Internacional de Pueri Cantores. Los mayores tuvieron el honor de colocárselas a sus discípulos: Daniel Covas, Juan Muntaner, Eduardo Palou, José F. Ribas, Joan Roig, Jaume Roig, Emilio Salvador Fuster, Jaume Vich y Francisco de Asís Vidal.

Acto seguido, Gregori Mateu bendijo las cruces y los padrinos las colgaron del cuello de los cantores, que fueron obsequiados con unas estatuillas. La familia Ivars - Pastor, que durante años ha fabricado con madera de ébano de Vietnam las citadas cruces, recibió la insignia de Oro del Coro.

La ceremonia concluyó con un concierto en el que se ejecutaron obras de Deutschmann, Elgar, Mozart, Fauré, Bardos y Giardini, entre otros. Para acabar, como no podía ser de otro modo, se interpretó el Himno del Coro de Nins Cantors de Sant Francesc.