Muchas anécdotas, mejores canciones, dejó tras de sí el concierto que Leonard Cohen ofreció, para deleite de sus seguidores, el pasado martes en el polémico Palma Arena. Como era de esperar, muchos rostros de la cultura, la política y la alta sociedad de la isla acompañaron y arroparon durante tres horas al artista canadiense.

La más divertida de la noche fue la presidenta del Parlament, Maria Antònia Munar. Acompañada por su marido, la política comentó que el recital le había servido para reencontrase con compañeros de generación. También disfrutaron de lo lindo los hermanos Trueba, David y Fernando, que ya descansan en su casa de Cala Llamp. Entre el público, y sin perder detalle, también se encontraban escritores como Agustín Fernández Mallo, Miguel Dalmau o Hilari de Cara, músicos como Pep Suasi y Joan Feliu, deportistas como Joan Llaneras, magistrados tan de actualidad como Pedro Barceló.

Pero sin ninguna duda, fue la fila 5 del Palma Arena la que mayor expectación levantó, con permiso del señor Cohen. La infanta Elena y los duques de Palma llegaron juntos minutos antes de que empezara el recital. Les acompañaban también Kyril de Bulgaria y Rosario Nadal. La pareja, como siempre, llamó la atención por su dispar atuendo. Él, como recién salido de una clase de kite-surf, ella, impecable, elegantísima.

No aguantaron todos por igual las tres horas. Por despiste, por sueño o por lo que fuera, la duquesa de Lugo aprovechó el intermedio para retirarse a Marivent. En el mismo descanso, los Duques de Palma aprovecharon para hablar con los cineastas. Eso sí, a los bises, Cristina e Iñaki tampoco llegaron.

Otro de los grandes rostros que se podían adivinar entre el público fue el de Tomás Graves, hijo de Robert Graves. Sin duda, éste sería de los asistentes que más conociera a Leonard Cohen. Es bien sabido que el cantante era admirador del escritor británico y que de hecho, le envió la portada de su primer disco. Ambos compartían además su visión de la mujer como fuente de inspiración.

No se ha librado de las falsas amenazas de bomba Sylianne Stella. La mujer que compartió más de dos décadas junto a José Luis de Vilallonga, vio como el pasado martes se desataba la locura en la tienda que tiene en Andratx. Se desalojó por una falsa llamada.