La reconstrucción del crimen de Porreres, realizada un mes después de los hechos, evidencia las dos versiones sobre la muerte del delincuente que entró a robar, junto a su hermano, en el domicilio del anciano Pau Rigo.

El hombre afirma que disparó en defensa propia, mientras que el otro protagonista de los hechos mantiene que no existió nunca una situación de violencia que justificara el uso de la escopeta.