En unos segundos se despliega sobre el terreno, y un ordenador orienta su boca en altura e inclinación. En los primeros cinco minutos, puede haber disparado 16 granadas de 120 milímetros, y esas balas alcanzarán su objetivo con milésimas de error. Se llama Alakran, es un mortero transportable de enorme precisión, la última arma de guerra que la industria de defensa española exportó a Ucrania, antes de que entrara en vigor una severa limitación de venta de tecnología militar a aquel país.
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