Pedro Sánchez ha desenmascarado una conjura internacional contra España. Es decir, contra su persona. Los españoles respiran aliviados al saber que no fueron los únicos causantes del proceso de reflexión personal del presidente del Gobierno por los ataques a Begoña de Troya. Javier Milei se sumó a la conspiración al decir en Madrid que "me gusta la fruta", donde el ministro Albares ha traducido "fruta" por "corrupta".