El juez que dictaminó a favor de su colega señaló en su veredicto que no había pruebas suficientes para identificar al incriminado, Stephen Richards, como la persona que cometió esas acciones deshonestas.

Durante el juicio, Richards, de 56 años, casado y padre de tres hijos, se vio obligado a exhibir su ropa interior -imagen que reprodujeron hoy todos los periódicos-, a fin de demostrar que tendría que haber usado ambas manos para la acción indecente de la que se le acusaba.

Richards, que acudió al tribunal de la mano de su esposa, aseguró que el exhibicionismo no está en su naturaleza y en ningún caso desearía crear alarma o congoja a otra persona.

Tras sus consideraciones morales, el juez pasó a las de tipo práctico para explicar que sería muy difícil practicar ante alguien un acto exhibicionista en un tren atestado, sin arriesgarse a ser visto también por otras personas.

Su acusadora, una mujer de 23 años no identificada según la cual el exhibicionista no llevaba supuestamente ropa interior, tomó varias fotografías con su teléfono del sospechoso.

El juez enjuiciado aceptó que había cierta semejanza entre el individuo que aparecía en las fotografías y él mismo, pero dijo que en el tren de cercanías que utiliza normalmente hay mucha gente que puede parecérsele y que va vestida casi igual que él.

Su esposa, Lucy, a la que se pidió que describiera el carácter de su marido, lo definió como "un ser adorable que jamás haría nada como eso de lo que se le acusa. No está en su naturaleza".