Mio Cid Bauzá convoca a los medios. Les informa de que "el Govern no dispone del arma atómica, y sin misiles nucleares no podemos llevar a cabo nuestro proyecto". Y así sucesivamente. Tres meses después de las elecciones, el president ya ha expuesto el programa de todas las cosas que no puede hacer, un listado interminable. Por ejemplo y por lo visto, no puede suprimir ni uno solo del centenar de entes superfluos creados por James Matas.

Lo entenderán mejor con la parábola del dentista. Hemos recurrido a Bauzá con la misma ilusión que nos encamina al odontólogo. Una vez en la silla de torturas, el profesional nos comunica que "no tengo dinero para comprar un equipo ni anestesia. No puedo solucionar ninguno de los problemas de tu dentadura, pero te va a doler igual. La factura será la misma que si te hubiera curado".

Bauzá se comporta como si la crisis le obligara a hacer menos de lo que pensaba, cuando debería forzarle a hacer más de lo que pensaba. De momento, el conseller de Presidencia pierde el tiempo con los dibujos animados de IB3, la directora general de Educación se enfrasca en la huelga de Transportes, una diputada del PP será la jefa jurídica que valore la corrupción del PP, y el presidente del cotarro libera tortugas en Cabrera. ¿Hay alguien en este Govern que se dedique al cargo para el que fue nombrado? Como mínimo, podrían ahorrarnos el casting del director de la telebasura autonómica. Los títeres Francina Armengol y Biel Barceló simulan que deliberan, cuando se limitan a obedecer. Así está la izquierda, Mallorca ha conocido siglos mejores.

Todo se hizo mal en la reforma del hotel Son Moll de Capdepera. Resultado: Cuatro muertos, cuatro heridos y condenas penales. Vayamos con el dinero. El arquitecto del proyecto "absolutamente insuficiente" –según la sentencia– y que desembocó en la tragedia, había percibido 400 mil euros. El arquitecto del mismo despacho que firmó el estudio de seguridad y salud –recuerden, cuatro muertos–, percibió 125 mil euros. El constructor que considera "correcto, completo y adecuado" el proyecto de los técnicos, presupuestó siete millones de euros. Suponemos que los proyectos están visados –Visar: "Reconocer y dar el visto bueno"– por el Colegio de Arquitectos. Y ojalá algún día podamos conocer el papel jugado por el entonces alcalde socialista.

¿Crisis es cobrar 400 mil euros a cambio de un proyecto inservible? No entraremos en los homicidios y las imprudencias, porque hasta el conductor más precavido puede atropellar a un niño en un paso de peatones. Ahora bien, vamos a replantearnos la consideración de arquitectos y constructores como víctimas preferentes de las apreturas económicas, en dura competencia con controladores aéreos, farmacéuticos, notarios y futbolistas de Primera.

El Supremo condena a Cort por autorizar un aumento de volumen en un edificio de sa Calatrava. Por supuesto, la sala de lo Contencioso de Tribunal Superior había desestimado la demanda. Los nacionalistas deberán explicarse por qué Madrid muestra mayor sensibilidad que Mallorca hacia la preservación de su patrimonio. Después de Son Espases y de un rosario de desautorizaciones previas, esperamos una rueda de prensa del TSJB, semejante a la montada para resaltar la convalidación del Supremo a su fallo sobre el Pont des Riuet. En aras de la economía judicial, ¿no sería más conveniente apelar directamente a Madrid, porque el veredicto mallorquín lo conocemos de antemano?

Enhorabuena a quienes nos insultaban en 2009, por señalar que la crisis de Rafael Nadal se debía exclusivamente a los problemas conyugales de sus padres. Ni uno solo ha llamado para disculparse, ahora que el tenista explota comercialmente en un libro la relación entre su mala racha y el divorcio paterno, con la frase "la separación de mis padres destruyó mi cuerpo y mi alma". Parece un verso de David Bisbal.

La artista del momento en España es

Cristina Iglesias, autora de las celebradas puertas de la ampliación del museo del Prado. La escultora donostiarra ha comprado una casa entre Campanet y Pollença, con las proporciones y las características idóneas para convertirla en un estudio. El autor de la reforma mu-seística, Rafael Moneo, también tiene residencia en Son Servera. Lógicamente, en ambos casos.

Huyendo de las clases medias y trabajadoras, giro mi visita anual a Port Adriano, también llamado Puerto Portals 2.0. Una vez allí, distingo a Juan March Delgado en bermudas, visión que me ilumina sobre el desastre financiero en ciernes y sobre la esterilidad de mi cruzada contra esta variante del taparrabos. Nadie se imagina a Juan March Ordinas, abuelo del anterior, cenando en pantalón corto. Por si acaso, voy a una tienda y encargo cuatro pares.

Abandono Port Adriano y me encamino a Sant Llorenç, porque el sábado antepasado perfeccionó la fusión gastronómica en su XV Fira Nocturna. Entre las tapas, Son Penya ofrecía un ecuménico y delicioso "Kebab de porcella amb espuma de allioli". Esperemos que no llegue a oídos integristas. Los fundamentalistas papados tampoco disfrutarán con La boda de mi mejor amiga, donde carcajada rima con salvajada. Olvide el título engañoso, es al sexo lo que Pulp fiction significó para la violencia. La irrupción de Kristen Wiig sacude la pantalla con una energía desconocida desde Katharine Hepburn.

Reflexión dominical improductiva: "La lista de libros a leer en verano es más caudalosa que la lista de libros leídos en verano".