Si prohibir las corridas de toros es negar a Goya y a Picasso, entonces criticar la guerra también es negar a ambos genios, autores de obras capitales de inspiración bélica. Por tanto, hay que enviar a los jóvenes a ser destripados en los campos de batalla, en la certeza compensatoria de que su desangramiento será inmortalizado por artistas de talla. Siempre detrás de la barrera, por supuesto.

Como diría el Che Guevara, cada vez que en UM caiga en combate un apellido Munar, otro Munar recogerá su fusil y partirá hacia la guerra para ser inmortalizado por Goya. La Justicia nos ha despojado de Maria Antònia Munar, pero Miquel Munar enarbola la bandera antes de que bese el suelo –hay que emplear un lenguaje sugerente para Picasso–. Ambos políticos son amigos personales. De hecho, la ex presidenta de todas las instituciones mallorquinas estaba informada del fichaje, y extendió el nihil obstat.

UM no puede vivir sin Munar. La primera clienta de Llongueras y de Loewe para la que se solicita una sustanciosa pena de cárcel será sustituida por un psiquiatra del mismo linaje. Munar II luce menos marcas, pero tuvo el coraje de exteriorizar ante José Ramón Bauzá, mediante su dimisión, la opinión mayoritaria en el grupo parlamentario popular. Según Josep Melià, otro II a suficiente distancia del I para evitar confusiones, el fichaje de un nuevo Munar disipa "las dudas" sobre su partido. No especificó si el nuevo militante juega al golf, el deporte nacionalista por excelencia.

En realidad, cualquier incertidumbre previa sobre UM ha sido pulverizada por los jueces, ya solo queda por definir la factura del estropicio. Para engordar la confianza en ese partido, Melià debería fichar a Guardiola y Mourinho juntos. O a Tiger Woods, que practica el deporte correcto y acarrea un retén de sufragios femeninos, conseguidos sacrificadamente voto a voto.

Como dijo Sant Francesc d´Antich en el debate del estado de la autonomía, "esto no son palabras, son euros":

–Deuda acumulada oficialmente por el nuevo escándalo inmobiliario, el empresario con más empaque de la jet set, 17 millones de euros, a multiplicar por el factor correspondiente.

–Coste de contratar un romance con una estrella en declive, para simular el éxito empresarial o disimular el hundimiento, 400 mil euros anuales, estipulados en el documento correspondiente.

–Ingresos diarios del mayor clan palmesano de la droga, 50 millones de pesetas. Es decir, un millón de euros cada tres días, dos millones por semana.

–Honorarios abonados al bufete de un notorio clan de narcotraficantes, según la autora de los pagos, doscientos millones de pesetas. Compare con los sueldos de los funcionarios encargados de perseguir el narcotráfico, y asómbrese de la complicidad que se genera entre clientes y letrados.

Siempre me sorprende que Jorge Lorenzo y Carles Delgado tengan exactamente la misma voz, en brío y tono, por mucho que solo uno de ellos cumplimente esa vocación universal que plasmará algún Goya ocioso. Hablando de mallorquines globales, el hotelero Miguel Fluxá ha dado un paso al frente para la reconquista del Govern. Como ejemplo de eficacia, su imperio turístico. Por eso mismo, cuando hubo que sustituir a Juan Carlos Alía al frente del Ibatur tras el Rasputín, se recurrió al impoluto Raimundo Alabern, más tarde detenido y poliimputado. Pues bien, su carrera profesional se desarrolló casi íntegramente en Iberostar. Allí desempeñaba el cargo de director comercial nacional, cuando fue fichado por Joan Flaquer para limpiar el instituto turístico. Fluxá tendrá que reconocer que la política contamina incluso a los ejecutivos criados a sus pechos, lo cual le ayudará además a moderar su vibrante oratoria redentora.

En mi paseo diario por los límites de Palma, advierto la supervivencia del orgulloso cartel de Acciona que anuncia la construcción de pisos en el talud del Jonquet. En su momento, Aina Calvo y Francina Armengol se conjuraron para liberar a la ciudad de esa hipoteca, esperemos que la salida de la crisis económica no se haga a costa de esos parajes. Sería sorprendente que a la constructora incapaz de rematar el Palacio de Congresos –mientras no esté acabado, se mantiene viva la esperanza de que desaparezca–, se le conceda otra oportunidad para una obra inacabada en la fachada marítima. Costará menos persuadir a Bauzá. Para el hombre que confunde una ley con un decreto, ¿qué diferencia puede haber entre Palma de Mallorca y Palma del Río?

La jueza que visitará la Cartoixa, para decidir cuál es la celda desde donde Chopin aborreció Mallorca, tenía que llamarse por fuerza Catalina. En la misma región mallorquina, la zona catastrófica de Son Espases empieza a proporcionar disgustos a las empresas suministradoras del hospital. Se las prometían muy felices cuando acudían a las instituciones financieras, para reclamar créditos con la garantía del Govern. La elevada deuda autonómica ha supuesto un frenazo para sus expectativas. Siempre en la vanguardia de la innovación, el nuevo Son Dureta puede ser el primer centro hospitalario donde los pacientes se atiendan a sí mismos. Y dado que hay voces que reclaman los estudios médicos pese al caos, sintetizaremos el oráculo de la Universitat: "La facultad de Medicina, para quien la pague".

Todavía nos emociona que los consellers otoñales se enamoren de sus subordinadas –será su actividad más relevante en este Govern–, siempre que no nos obliguen a pagar las facturas. Y algún día resolveremos por qué la derecha lo llamaba sexo, cuando la izquierda quiere decir amor.

Reflexión dominical elevada: "Era tan alto, que incluso las personas más altas que él parecían bajas a su lado".