La extraña muerte de Loic Goudard en Magaluf

Un equipo de criminólogos franceses viaja a Mallorca para tratar de reactivar el caso de un joven que falleció al precipitarse al vacío desde la ventana de un hotel en julio de 2018

Los equipos médicos atienden al joven tras precipitarse desde la ventana del hotel en 2018.

Los equipos médicos atienden al joven tras precipitarse desde la ventana del hotel en 2018. / DM

Xavier Peris

Xavier Peris

Los hechos ocurrieron sobre las cinco de la madrugada del 2 de julio de 2018. Loic Goudard, un turista francés de 19 años que estaba pasando unos días de vacaciones en Mallorca junto a unos amigos, entró aparentemente muy alterado en el hotel Alua de Magaluf. El recepcionista le indicó que no estaba alojado allí, pero el joven le ignoró y subió corriendo por las escaleras. Cuando llegó a la quinta planta se precipitó al vacío desde una ventana. Sufrió gravísimas lesiones y falleció ese mismo día en el hospital. El caso se cerró como una muerte accidental, aunque su familia está convencida de que hay elementos extraños, que el joven podría haber sufrido un incidente en un bar y que habría huido presa del pánico. A lo largo de estos años han recurrido el sobreseimiento del caso ante todas las instancias posibles, sin éxito. Pero no se rinden. Durante la semana pasada, un equipo de abogados y criminalistas franceses contratado por la familia ha viajado a Mallorca y se han entrevistado de nuevo con los testigos del suceso, en un intento de aclarar qué pasó aquella madrugada en Magaluf.

«Estamos tratando de reactivar la investigación», explica el abogado francés Jerome Goudard (que pese a la coincidencia del apellido, no tiene ninguna relación de parentesco con la víctima). «En Francia hay una instrucción criminal abierta, pero entendemos que no ha habido una colaboración suficiente por parte de la justicia española».

En su declaración ante la Guardia Civil, el recepcionista del hotel manifestó que el joven llegó de madrugada muy agitado al establecimiento y le dijo que no tenía la llave de su habitación. El empleado comprobó que el joven no estaba alojado allí y así se lo hizo saber, pero el chico subió las escaleras corriendo y le perdió de vista. Poco después recibió una llamada de un cliente alertando de que un joven está intentando saltar desde un balcón. Cuando llegó allí, el joven ya se había precipitado al vacío. Tanto el juzgado que instruyó el caso como la Audiencia Provincial cerraron el caso como una «muerte accidental» al entender que no había indicios suficientes sobre la participación de terceras personas en la muerte de Loic.

Pero los investigadores franceses destacan las circunstancias extrañas que rodearon el fallecimiento del joven. Loic había estado de fiesta con su grupo de amigos en una situación de total normalidad, según declararon. Aquella madrugada el grupo acudió a un local de alterne en Magaluf, pero el joven Loic prefirió no mantener relaciones con una prostituta porque estaba prometido. Se quedó esperando a sus amigos en el bar. Estuvo allí apenas un cuarto de hora. Lo siguiente que se sabe es que entró corriendo en el vestíbulo del hotel Alua. Según la declaración del recepcionista, parecía acalorado y asustado, como si escapara de alguien. Subió corriendo las escaleras sin hacerle caso, hasta la última planta y cayó al vacío desde una ventana.

«La hipótesis del suicidio está descartada», continúa Gerome Goudard. «En su vida todo iba bien, se iba a casar, acababa de llegar ese día de vacaciones con sus amigos y no tenía ningún problema psicológico. No había ningún motivo para el suicidio». El equipo de criminalistas contratado por la familia destaca también las declaraciones de los amigos que le acompañaban, y que le dejaron apenas quince minutos antes de su muerte. Loic estaba bien.

El equipo de investigadores franceses que ha viajado a Mallorca.

El equipo de investigadores franceses que ha viajado a Mallorca. / Bernardo Arzayus

Sin droga en el organismo

Los expertos franceses han descubierto otras circunstancias extrañas. Dicen que las cámaras de seguridad de los alrededores nunca fueron analizadas, ni se tomó declaración a las personas que estaban esa noche en el club donde Loic fue con sus amigos. La autopsia reveló que el joven había consumido alcohol, pero no detectó la presencia de ninguna droga que pudiera explicar su comportamiento. Además dicen que cuando el cadáver fue repatriado se comprobó que le habían extraído los órganos, sin que su familia hubiera autorizado la donación.

El equipo contratado por la familia ha permanecido durante una semana en Mallorca, donde han visitado el lugar donde ocurrieron los hechos y se han entrevistado con algunos de los testigos. «Solemos intervenir en casos de errores judiciales», explican, «e intentamos repasar toda la investigación para buscar pistas que hayan pasado inadvertidas».

Los investigadores franceses se han entrevistado con el hombre que trabajaba en la recepción del hotel y que, pese al tiempo transcurrido, recordaba perfectamente lo sucedido. «Sigue muy afectado por lo que pasó», explican, «y, de hecho, dejó el trabajo tras el incidente. Nos ha confirmado que Loic entró solo en el vestíbulo, y que parecía muy asustado, como si estuviera huyendo de alguien. Sin embargo, él no vio a nadie más en la calle».

Los investigadores mantienen que algo ocurrió en el bar del local donde Loic se separó de sus amigos. «Creemos que pudo tener algún problema a la hora de pagar la cuenta, que fue el desencadenante para que huyera de allí de aquella manera». El problema es que el establecimiento ha cerrado y no han podido localizar a las personas que lo gestionaban entonces.

La justicia española ha desestimado todos los recursos de la familia Goudard al considerar que no hay indicios de hechos delictivos en la muerte de Loic. Sin embargo, los expertos franceses mantienen que no se puede descartar que fuera un homicidio.